Pese a que los efectos dependerán de la magnitud del conflicto, y el escenario se mantiene incierto, expertos afirman que nuestro país podría perder impulso externo, y también, acceso a recursos energéticos claves.
Como si las consecuencias derivadas de la pandemia no fueran suficientes, el inicio del año ha estado marcado en el ámbito internacional por el riesgo de una eventual invasión de Rusia a Ucrania, y pese a que la diplomacia ha estado operando para que esto ocurra, la situación aún permanece incierta.
De esta forma, sumado al colapso de las cadenas logísticas desde la irrupción del covid-19, y las presiones inflacionarias globales, la serie de denuncias entre ambas naciones han provocado que el conflicto escale más allá de sus fronteras, aumentando las tensiones entre el Kremlin y Occidente.
Fue así como la situación se exacerbó este lunes, luego de que el Presidente de Rusia, Vladímir Putin, reconociera la independencia de las regiones separatistas prorrusas del este de Ucrania, Donetsk y Lugansk, elevando la presión en la zona.
El Mandatario firmó un decreto con el reconocimiento tras una larga alocución televisada a la nación, y también pidió a la Asamblea Federal de Rusia (Parlamento) que apoye su decisión y ratifique prontamente esos tratados con ambas repúblicas. Todo esto después de recibir de parte de ambos líderes separatistas prorrusos una solicitud al respecto, y luego de que la Cámara Baja le enviara una resolución para instarle a reconocer la independencia de Donetsk y Lugansk.
Con el anuncio, Putin puso fin al inestable proceso de paz bajo la mediación de Francia y Alemania, que preveía la vuelta de los territorios al control de Kiev a cambio de una amplia autonomía.
Si bien este potencial enfrentamiento parece lejano para Chile, u otras naciones de América Latina, lo cierto es que el eventual respaldo de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) –integrado por Estados Unidos, Francia, Polonia, Países Bajos, entre otros- a Ucrania, además de las posibles sanciones sobre Moscú, ocasionarían impactos en los mercados financieros mundiales, repercutiendo en la frágil recuperación de la actividad.
Sin ir más lejos, Hermann González, coordinador macroeconómico de Clapes UC, menciona que “los efectos dependerán de la intensidad de la invasión, de si es total o parcial, porque ello también determinará la magnitud de la respuesta política y económica de los países de la OTAN. Así, los escenarios aún son muy inciertos, pudiendo ir desde una invasión acotada que implique sanciones económicas y políticas contra Rusia, a un conflicto mayor entre potencias nucleares, con efectos muy negativos sobre la economía mundial”.
Ante ello, el economista aborda las implicancias del conflicto en caso de que este siga escalando, y explica que “si bien podríamos ver algo más de presiones inflacionarias de corto plazo, por el efecto que un escenario como este produciría en el precio de la energía y en el dólar, también el impulso externo para Chile se reduce en un escenario de conflicto bélico”.
En efecto, señaló que en un escenario de conflicto grave “predominaría el efecto negativo sobre el impulso externo, sobre las condiciones crediticias y la actividad económica. En ese caso, a la larga sería necesario que la política económica cambie de sentido y deba pasar -nuevamente- a apoyar a la economía”.
Petróleo e inflación
Siguiendo el pulso de las relaciones entre Rusia y Occidente en torno a sus roces con Ucrania, lo que se suma a las preocupaciones por la escasez de suministro, los precios del petróleo se aproximan a romper la barrera de los US$100 por barril.
De hecho, este lunes los futuros del crudo Brent ganaron US$1,85, o un 1,98%, hasta llegar a los US$95,93 el barril, y los economistas no descartan que esta tendencia al alza se mantenga, incidiendo en los valores de las gasolinas de países importadores, como es el caso de Chile.
Según el economista senior del Observatorio del Contexto Económico de la Universidad Diego Portales (Ocec), Juan Ortiz, “Rusia es uno de los principales productores de petróleo a nivel global, por lo tanto, en caso de invasión, lo que se gatillaría por parte de Estados Unidos y otros países occidentales sería un cúmulo de sanciones económicas que fundamentalmente limitarían la capacidad de uso del dólar como medio de cambio para efectos de intercambio comercial a nivel global por parte de Rusia”.
“Eso, en la práctica, generaría efectos no deseados en cuanto a la capacidad de Rusia para poder comercializar el petróleo a nivel global, lo cual gatillaría, sin lugar a dudas, un elemento al alza en el precio del petróleo”, agregó.
Dado que nuestro país es un comprador neto de oro negro, Ortiz recalca que la agudización del conflicto “sería un impacto muy significativo para la economía chilena, en un país donde tenemos precios de los combustibles que están sobre los $1.000 el litro hace ya varios meses, que obviamente seguirá afectando el bolsillo de los consumidores y generaría más presiones inflacionarias en el mercado local, en un escenario de una inflación que está por sobre el 7% ya hace varios meses”.
También mirando el caso de Chile, Héctor Osorio, economista y socio de PFK, explica que “si hay una guerra a gran escala, es muy probable que el petróleo y el gas natural sufran un incremento considerable al menos de mediano plazo, y eso afecta fuertemente la capacidad productiva de Chile, porque es un importador neto, y muy fuerte dependiente del petróleo, y por tanto, nuestra capacidad productiva se vería limitada, generaría efectos materiales en términos de crecimiento económico”.
“No descarto que ante una ofensiva importante, y una guerra que alcance niveles significativos en Europa, se produzca una contracción en el PIB global, originado fundamentalmente por la falta de petróleo en Europa, (…) y, por lo tanto, afectaría hasta producir efectos recesivos en Occidente, y probablemente efectos recesivos en toda la economía. Chile, que es una economía dependiente, tomadora de precios, y en este caso muy dependiente del petróleo, se vería materialmente afectada, y si en el mundo se produjese una contracción, naturalmente nosotros enfrentaríamos un proceso contractivo potencialmente recesivo”, agregó.
Igualmente, González destaca que “inicialmente podríamos ver una mayor presión alcista sobre las commodities energéticos, como el petróleo y el gas natural, mercados en los cuales Rusia es un actor muy importante. También el mercado del trigo podría experimentar alzas de precios porque Rusia y Ucrania son exportadores líderes de esta materia prima”.
De la mano con la persistencia de la inflación en el mundo, y los históricos precios que registran las bencinas a nivel local, el experto de Clapes UC subraya que “los combustibles han sido una fuerte relevante de presiones inflacionarias durante los últimos meses y este conflicto agrava ese escenario, porque puede generar mayores alzas o mayor persistencia de precios altos de la energía”.
Según detalla, “algunas estimaciones indican que la prima por riesgo geopolítico en el mercado del petróleo supera el 20%, de manera que si se acentúa este conflicto podríamos ver más presiones inflacionarias derivadas de la energía, pero también de ciertos alimentos en el corto plazo. Sin embargo, un conflicto de mayor extensión o gravedad podría tener efectos de más largo plazo recesivos y desinflacionarios”.
Activos de menor riesgo
En definitiva, una eventual invasión desviaría la atención y los recursos al conflicto, frenando la reactivación post pandemia. Pero además, aumentaría la volatilidad de los mercados y la demanda por activos seguros, como el dólar o los metales preciosos, los que actuarían como refugio de inversionistas que se alejan de las bolsas, y en general, del riesgo.
“Como es habitual en episodios de mayor riesgo, los flujos de capitales se mueven hacia activos más seguros, como los metales preciosos y el dólar. Este proceso se conoce como flight to quality. En cambio, los activos más riesgosos experimentan una caída en su demanda, lo que hace caer su precio. En este sentido, el valor de los bonos, las monedas y las bolsas retrocedería en un escenario de invasión de Rusia a Ucrania”, acota González.
No obstante, dijo que “la magnitud de estas caídas dependerá, entre otras cosas, de la magnitud del ataque y de la reacción del resto del mundo”.
De hecho, Osorio comparte que “en una situación de conflicto de gran envergadura, como aquella que estamos discutiendo, o eventualmente ya observando, los activos de mayor riesgo verán aún más fuertes volatilidades en sus retornos, y por tanto, sus precios bajarán, y probablemente las rentabilidades no se recuperarán hasta un plazo significativo, siempre dependiendo de qué tanto dure el conflicto”.
Fuente: Emol.com