Fue con una sonrisa afable, unas cuantas palabras en portugués y un maletín en la mano, que Leland Moon me recibió en el vestíbulo del edificio principal de FamilySearch en Salt Lake City, Utah.
“Esta es la Disneylandia de la genealogía”, comentaría unos minutos después.
Moon, experto en historia familiar, es investigador voluntario en el impresionante centro de documentación que mantiene la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, conocida popularmente como la Iglesia de los Mormones.
“Aquí en esta carpeta está un poco de lo que encontré de tu familia”, me dijo, con la certeza de que me sorprendería ver allí, impresa, una copia del acta de nacimiento de mi abuela materna, una fotografía de mi primo mayor y el certificado de casamiento de uno de mis tíos, todos estos, ya fallecidos.
Propietaria de lo que se considera como la colección genealógica más grande del mundo, FamilySearch es el producto de un esfuerzo iniciado por los mormones hace casi 130 años.
En una inmensa bóveda que cubre más de 6.000 metros cuadrados en la Montaña de Granito, en las afueras de Salt Lake City, en Estados Unidos, se guardan 3.500 millones de copias de documentos de todo el mundo.
Son certificados de nacimiento, matrimonio y defunción, fotografías, formularios de extranjería… Todo lo que pueda ayudar a componer la identidad y demostrar el parentesco entre las personas.
El acceso a este inmenso archivo es muy restringido, incluso para voluntarios experimentados como Moon, que confiesa que nunca ha puesto un pie allí.
“Es por motivos de seguridad, para garantizar la calidad de la conservación”, explica Jason Harrison, director de servicios de investigación de la institución. La jefa de relaciones con la prensa de la Iglesia, la periodista Irene Caso, señala que FamilySearch también “mantiene copias digitales en alta calidad” en “varios lugares del mundo” como medida de precaución y respaldo.
“Seguimos los estándares mundiales de archivos para garantizar que haya un acceso ininterrumpido a las colecciones”, explica.
En la sede de FamilySearch, por lo tanto, lo que vemos es la punta del iceberg. Que no es poco. Allí, toda esta enorme colección está microfilmada. Y todo el tiempo, decenas de investigadores voluntarios que usan el centro realizan escaneos, tanto por sus intereses personales como para contribuir a lo que se puede ver en línea.
Eso significa que, cada vez más, el sitio web de FamilySearch, creado en 1999, cuenta con millones de páginas de libros de registros judiciales, eclesiásticos, municipales y notariales de todo el mundo, así como copias de documentos civiles y religiosos de las más diversas procedencias. Todo abierto. Todo gratis.
Bautizar a los antepasados
Esto es así, porque la motivación de este trabajo, para los mormones, es religiosa.
Comenzaron el proyecto en 1894 (la iglesia fue fundada en 1830 en Estados Unidos). Caso dice que, en ese momento, la institución “se dio cuenta de que, para que su creciente población de miembros pudiera construir y compartir historias familiares, necesitaban tener acceso a los depósitos de registros genealógicos del mundo”.
“Luego comenzó a coleccionar libros, luego pasó a ofrecer sus propios servicios de preservación de registros y acceso a archivos en todo el mundo, y hoy preservación de registros digitales y acceso a registradores, individuos y familias”, añade.
La idea de catalogar a toda la humanidad busca cumplir con uno de los pilares de esta denominación religiosa: el hecho de que, para ellos, los lazos familiares son eternos. Más que eso, defienden el derecho de bautizar a los antepasados muertos en la misma fe, por poder; para eso, es necesario conocer la información básica sobre ese pariente.
Creen que en la vida eterna toda la familia, desde el principio, estará unida, una idea que hace imposible no pensar en esos largos almuerzos dominicales a menudo tragicómicos con abuelos, tíos, cuñados, primos y todo tipo de parientes distantes.
“La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días cree que las familias son la unidad central de comunidades sanas y fuertes. Cuanto más sepamos sobre los hombros ancestrales sobre los que nos apoyamos, más fuerte será nuestro sentido de identidad personal y familiar”, explica Caso.
“Conocer nuestra historia familiar también nos da un legado al que dedicarnos. La iglesia enseña que las relaciones familiares apreciadas pueden continuar después de la muerte. En consecuencia, la iglesia brinda gratuitamente los servicios de su organización sin fines de lucro FamilySearch para ayudar a todas las personas a descubrir, reunirse y conectarse con su familia a través de árboles genealógicos, registros de investigación y recuerdos”.
Por lo tanto, existe un incentivo para que cada miembro de la iglesia conozca al menos cuatro generaciones antes que la suya. Y, en ese sentido, el trabajo de los pioneros de la iglesia, que hacían genealogías en cuadernos, acabó dando lugar a esta impresionante base de datos totalmente digitalizada.
Pero el gran salto, sin duda, fue la apertura que tuvieron al mundo no religioso.
Conscientes de que la mayoría de los archivos de nacimientos, matrimonios y defunciones pertenecen o bien a instituciones civiles o, especialmente considerando los más antiguos, a la Iglesia católica, los investigadores mormones formaron y aún mantienen alianzas en las que suelen ofrecer la digitalización completa de las colecciones a cambio de conservar una copia en su base de datos. Con eso, FamilySearch se hizo grande.
Actualmente, según Caso, se están realizando 200 operaciones de digitalización en todo el mundo.
Además del edificio de la sede, hay otros 5.000 centros locales en todo el mundo y más de 1.000 unidades de investigación que funcionan en bibliotecas públicas, museos y centros de visitantes. Si abrirse a los no mormones supuso un aumento considerable de la base de datos, esta filosofía también se aplica a los usuarios.
Curiosidad y búsqueda de la ciudadanía extranjera
“Nuestro propósito es crear experiencias inspiradoras que traigan alegría a todas las personas a medida que descubren, se reencuentran y se conectan con sus familias, pasadas, presentes y futuras”, dice Caso. “Y cuando decimos ‘todas’, en realidad nos referimos a ‘todas’ las familias”.
“En otras palabras, todos los individuos, en todo el mundo”, dice.
El sitio web de FamilySearch está disponible en 34 idiomas y recibe de 20 a 30 millones de visitas al mes.
Mi primer contacto con FamilySearch fue en 2017, cuando me ocupaba de las búsquedas familiares. Mi motivación estaba lejos de ser religiosa; faltaba una pieza miserable pero esencial en mi rompecabezas genealógico para poder reunir toda la documentación necesaria para mi proceso de reconocimiento de la ciudadanía italiana. En este caso, el certificado de nacimiento de mi tatarabuelo, Nicola Castelluccio.
Había discrepancias en la información que había logrado reunir sobre él. Su certificado de matrimonio, emitido en Brasil, no decía dónde ni cuándo nació. Su certificado de defunción tampoco indicaba cuántos años había vivido. En la tradición oral de la familia, había menciones de al menos cuatro pequeños pueblos italianos como posible lugar de nacimiento del antepasado.
“De Italia tenemos prácticamente de todo”, alardeó Moon, cuando comencé a contarle esta historia. En mi caso, después de que descubrí que FamilySearch tenía la totalidad (con algunas páginas ilegibles debido a los daños causados por el clima, es cierto) de los libros de registro del siglo XIX de los cuatro pueblos pequeños a los que me dirigía mi investigación, todo lo que tenía que hacer era trazar una década como un recorte estimado de cuando nació el viejo Castelluccio para emprender una minuciosa investigación que duró unas pocas semanas.
“Mucha gente hoy utiliza nuestros servicios para satisfacer la curiosidad de sus antepasados y también para obtener información útil en los procesos de ciudadanía”, reconoce Moon.
“El interés por la historia familiar personal no es exclusivo de ninguna religión en particular”, agrega Caso. “Las personas de todas las religiones, o incluso las que no practican ninguna, y todas las regiones parecen estar interesadas en saber dónde comenzaron sus raíces y cómo llegaron a donde están hoy”.
Según consta en el asiento manuscrito número 106 del libro de actas de nacimiento de la ciudad de Lagonegro, provincia de Potenza, mi tatarabuelo Nicola Castelluccio nació a las 14 horas del 28 de agosto de 1871, en esa localidad, hijo de Felice Castelluccio y Brígida Di Cillo.
Atentos a las nuevas generaciones
Además del sitio web, FamilySearch promueve iniciativas que fomentan el interés en la genealogía. En una de las plantas del edificio de la sede, por ejemplo, hay todo tipo de equipamiento para que cualquiera pueda pasar y digitalizar recuerdos familiares.
¿Te acuerdas de es esa vieja cinta VHS que no tienes en ningún otro lugar para ver? Tienen equipos para convertirla en un archivo de video digital. ¿La cinta es Super-8? También. ¿Antiguos DVD? Sí, claro. La contrapartida es el pedido de que parte de estos recuerdos familiares sean archivados en su base.
En otro piso se encuentra la impresionante biblioteca, con 500.000 ejemplares dedicados a historias familiares de todo el mundo.
FamilySearch también contiene aproximadamente 20.000 mapas históricos. Fueron especialmente útiles antes de que existiera internet para que los investigadores pudieran rastrear las historias de migración e incluso verificar los nombres de ciudades y pueblos que aparecen en documentos antiguos.
En la planta baja está lo que sería lo más parecido a la “Disneylandia de la genealogía” anunciada por Moon.
Se trata de un centro multimedia que, para deleite de las nuevas generaciones, permite un recorrido por la historia de las familias que dista mucho de ser aburrido.
Allí, por ejemplo, si inicias tu sesión con tu perfil en el sitio web de FamilySearch, una terminal multimedia obtendrá información de tu árbol genealógico para contarte la historia de tu familia.
Para quienes viven en el continente americano, lo mejor es ver el paralelismo con el contexto histórico que propició el movimiento de migraciones desde Europa hacia el Nuevo Mundo. Al mismo tiempo que se muestra a tu familia, se presentan hechos de dimensión histórica, dando un panorama general.
También es posible imprimir el árbol genealógico en grandes dimensiones, tomarse una selfie con un fondo falso que alude al lugar de origen de tu antepasado preferido e incluso existen algunas salas de estudio donde se invita a las familias a programar citas y grabar sus recuerdos.
Los mormones esquivan la pregunta de cuánto cuesta mantener toda esta estructura y servicios. Afirman que la acción está totalmente financiada por la iglesia, con la ayuda de valiosos patrocinadores, todos de la misma fe.