Por Andrés Cardemil, director de HumanNet.
¿Sabía Ud. que la felicidad es un estado emocional de plenitud en donde una persona se siente satisfecha por las metas y deseos que ha alcanzado en el tiempo, ya sea en el ámbito personal-familiar o laboral-profesional?
Según el último Informe Mundial de la Felicidad, realizado por la Organización de Naciones Unidas (ONU) y dado a conocer en marzo de este año, los países mejor rankeados fueron Finlandia (1°), Islandia (2°), Dinamarca (3°), Suiza (4°) y Los Países Bajos (5°). Chile, en tanto, si situó en el lugar 43°.
Desde el punto de vista laboral, la felicidad es un factor relevante a la hora de estar motivado y comprometido con un empleo determinado, lo que en el tiempo se traduce en un mayor bienestar y rendimiento.
Pero para ser felices, es clave tener en cuenta ciertos lineamientos que contribuirán a lograr tal estado, pues la felicidad no se compra en una tienda ni tampoco cae del cielo. Tampoco es resultado del azar. Es algo que se puede construir en el tiempo con voluntad, esfuerzo y dedicación constante, sobre todo en tiempos de pandemia, en donde muchos trabajadores laboran desde casa o bajo el formato híbrido.
En este sentido, uno de los primeros pasos que todo trabajador debe dar consiste en imprimir pasión al trabajo que se posee, siendo fundamental para ello dedicarse a algo que realmente uno ama y disfruta hacer.
Otro aspecto importante radica en que la persona comparta sus conocimientos. Es decir, que sea generosa con sus compañeros de oficina. Esto contribuirá a que se sienta plena y dichosa, así como querida y valorada por el resto.
El ser positivo y pensar positivo permite mirar el “lado lleno del vaso”, generar movimiento y hacer que las cosas sucedan.
El cultivar las relaciones interpersonales, creando espacios donde se toquen temas externos al trabajo, es también una excelente oportunidad para estrechar lazos de amistad y compañerismo.
Evitar los prejuicios, no juzgando a las personas sin conocerlas o por las apariencias, es otra vía para ser feliz en el trabajo. En este sentido, hay que dedicar el tiempo suficiente para saber y aprender de los colegas y jefaturas.
Alejarse de ambientes, situaciones y/o personas negativas es otro consejo a tener en cuenta. Estar rodeado de negatividad muchas veces dificulta, de manera importante, poder enfocarse en lo positivo. Lo negativo al igual que lo positivo, también se contagia. Es fácil caer en el pesimismo, sobre todo si se está muy cerca de situaciones o personas que generan tristeza, amargura o pesar.
Sonreír más ayuda. Una cara alegre abre puertas y atrae a las personas. Uno se sentirá mejor cuando empiece a recibir por respuesta otras sonrisas.
Cuando se quiere cambiar el entorno, lo primero es iniciar el cambio actuando con el ejemplo, acciones más que palabras. Esto denota consecuencia, credibilidad y genera respeto frente al resto, colegas y jefes. La satisfacción personal aumentará y comenzará a ver como muchos lo siguen en su actuar.
Agradezca cada día. El sentimiento de Gratitud parece ser mágico. Así lo demuestran varios estudios sobre la felicidad en las personas. Ser y sentirse agradecido con la vida, con quienes nos rodean, con lo que se ha logrado, lo que se tiene, con lo que hace, etc., es una actitud que nos permite estar en un permanente estado de bienestar y equilibrio.
Debido a que nunca terminamos de aprender, hay que mantener la mente ocupada y actualizar los conocimientos. Acceder a nuevos conocimientos o experiencias de aprendizaje, permite a una persona ampliar su perspectiva, aumentar la tolerancia y flexibilizar sus paradigmas. Ello también mejora la propia autoestima y nos mantiene siempre abiertos a recibir nuevos aprendizajes, sobre todo en un mundo excesivamente cambiante.
Busque espacios de recreación periódicamente. Salir de la rutina para divertirse, es siempre una buena medida, a la hora de enfrentar la carga laboral y los desafíos que imponen las diversas tareas que se deben realizar. Vacaciones, viajes, ir a una fiesta a bailar, ir al cine, participar de un juego con amigos, o con los hijos, con la pareja, etc., es un aporte a su bienestar integral.
Cultive hábitos saludables. Evitar el sedentarismo, hacer ejercicio físico, alimentarse saludablemente y no con comida chatarra, así como mantener un equilibrio en los espacios de diversión, sin excesos en la bebida ni consumir sustancias que intoxiquen al organismo, ayuda a prolongar la vida y sentirse mejor.
Y, finalmente, viva el presente. El hoy es lo único que existe y nos permite hacer cosas, pues el pasado ya ocurrió y no se puede modificar, mientras que el futuro todavía no ha llegado.