“Hemos fallado en nuestro rol de dar una disputa ideológica”. La frase es del diputado Gonzalo Winter (CS) y fue parte de una entrevista -en el programa 32 Minutos- que revolvió las aguas en el oficialismo. Algunos lo criticaron, varios lo felicitaron, otros tantos lo interpretaron como un atrincheramiento político. “En la búsqueda de acuerdos, ha parecido que lo que empuja este gobierno no es la justicia social, sino el acuerdo mismo”, agregó el parlamentario, quien es uno de los principales líderes del Frente Amplio (FA).
Su reflexión no pasó inadvertida. Para muchos, que lo dijera Winter, una de las figuras más cercanas al Presidente Gabriel Boric, implicaba un importante mensaje político entregado en un hito clave: justo cuando el gobierno está cumpliendo la mitad de su mandato. Winter se hace cargo del impacto que tuvo su intervención y profundiza en su llamado a enfrentar el segundo tiempo del gobierno.
¿Qué promesas de su gobierno son indispensables de ser cumplidas?
En nuestro país hay toda una generación que fue minero del carbón, quizá minero del cobre, obrero de la construcción, dueña de casa, que criaron siete hijos, que hoy siguen trabajando a los 70, 80, 90 años. Riegan plazas en los servicios higiénicos municipales. Esa gente es la que con el sudor de su espalda ha alimentado a ese lugar que llaman Sanhattan. De eso viven las AFP, del sudor de la espalda de esas personas. Hace 15 años que esa generación, mientras riega las plazas, escucha por la radio que están a punto de hacer una reforma que les permita subir las pensiones y la derecha hoy propone subir las pensiones, pero en el año 2070, cuando ellos no estén. A ellos se les tiene que dar una respuesta. Si no les damos una respuesta, estaremos incubando un malestar que muchos creen que terminó. El proceso constituyente terminó, pero el malestar que nos llevó a un proceso constituyente no ha terminado.
Hace un par de días usted reflexionaba sobre esto de buscar acuerdos. ¿Hasta qué punto se cede para lograrlos?
Voy a ser muy claro. En la entrevista que comentas nunca he hecho una objeción a la necesidad de llegar a acuerdos. Ni una objeción a la necesidad de ceder en los puntos para llegar a acuerdos. En el caso de pensiones, son 78 los votos que se necesitan en la Cámara. Hay que hacer lo que sea para encontrar los 78 votos que permitan subirle la pensión a esa señora de 80 años que está regando el pasto de una plaza.
Si se llegara a un acuerdo que desdibuja sus puntos más importantes, como que solo se aumente la capitalización individual, ¿es preferible a que no haya acuerdo?
Si solamente se aumenta la capitalización individual, no le va a subir nunca la pensión a una persona de 80 años actualmente. Imposible. Si ya está jubilada.
Ustedes quieren solidaridad, la derecha no, y no están los votos.
No me entendiste. Yo te dije: subirle la pensión a una mujer de 80 años. Si yo aumento a 16%, y ese 6% nuevo va a su cuenta de capitalización individual, ella ya está jubilada. No le va a subir la pensión. Entonces, yo dije necesito 78 votos para subirles las pensiones a los adultos mayores ahora. Por lo tanto, cualquier reforma que no le suba ahora, no me sirve.
En esa misma entrevista planteó el tema de dar la batalla ideológica. ¿Por qué cree que el FA ha fallado en dar esa batalla?
Mi punto sobre la disputa del sentido común en ningún caso es un tema o una posición antiacuerdos. Por el contrario, soy de la idea de que si tú quieres sacar un acuerdo, el oficialismo tiene la responsabilidad de ganar las reformas en la sociedad también. Algunos me han dicho que las batallas ideológicas no le cambian la vida a la gente. ¿Cómo no le van a cambiar la vida a la gente? Si la derecha sigue insistiendo en que todo impuesto es un robo, si toda la sociedad cree eso, entonces no vas a sacar una reforma tributaria y no hay plata para las viviendas en Quilpué o en Viña, no hay plata para el Cesfam ni para las listas de espera. Algunas personas creen que las discusiones de ideas solo se dan cada cuatro años en las elecciones y de ahí se mantiene estático. Hoy el debate de ideas es todos los días.
Antes de llegar al gobierno daban muy bien esa batalla, ¿por qué están perdiendo?
Nos ha costado hacer las dos cosas al mismo tiempo. O sea, ser soporte de un gobierno y al mismo tiempo ser un actor principal en el debate de ideas en la sociedad. Eso es algo que tenemos que modificar. Yo hago la autocrítica y creo que en el segundo tiempo del gobierno los partidos oficialistas tenemos que ir a dar la disputa de las ideas y el gobierno también tiene que asumir un rol en la disputa de las ideas, porque si no va a perder todo. Insisto, no es un capricho de Jeannette Jara ni de Mario Marcel que haya un fondo solidario. Es necesario para que la gente tenga pensiones dignas, pero hay que convencer a la sociedad, porque por el otro lado la Asociación de AFP está gastando millones en convencerla de lo contrario.
¿Al gobierno le ha faltado conducción política para guiar esa batalla?
En este segundo tiempo el gobierno debe asumir un rol más importante en transmitirle a la ciudadanía cuál es su visión de mundo y por qué esa visión perfecciona la democracia y permite el desarrollo.
¿Quizás la batalla sí la están dando, pero lo que está perdiendo son sus ideas?
Para serte sincero, nuestro sector más bien se ha ido quedando en silencio respecto de la batalla de las ideas, porque el peso de ser administración del Estado ha sido muy fuerte y eso nos ha ido dejando en silencio. Hay que volver a sacar la voz.
El alcalde Tomás Vodanovic dijo que el FA cumplió la “etapa de los símbolos” y tiene que entrar a la “etapa de la gestión”. ¿Que el gobierno pase a la delantera en la batalla de la ideas es seguir en los símbolos?
Primero quiero manifestar mi admiración por lo que ha logrado el alcalde Vodanovic en Maipú. La dicotomía que él arma no es entre símbolos y gestión. La batalla de las ideas es fundamental. Lo voy a decir de manera muy concreta a propósito del ejemplo de Maipú. Si la ciudadanía se convence de que los impuestos son un robo, la reforma tributaria se rechaza. Si la reforma tributaria se rechaza, no hay dinero para arreglar el Cesfam de Maipú. La batalla de las ideas es práctica. Tiene un contenido estrictamente tangible. Si la ciudadanía se convence de que el Fondo Solidario es un robo, no hay alza de pensiones para los adultos mayores de Maipú. Este no es un tema de simbolismos. Ganar la batalla de las ideas permite que los niños de Maipú vayan al colegio, que los carabineros de Maipú tengan autos blindados y que los adultos mayores de Maipú tengan pensiones dignas.
Para que eso ocurra se necesita buena gestión. ¿El gobierno ha fallado en gestión?
No.
¿Por ningún motivo?
No. Obviamente se han cometido errores, pero errores que, en mi juicio, no significan un descalabro ni nada parecido. No creo que sea un sello de este gobierno los errores en la gestión. Más bien creo que es un sello en la retórica de nuestros adversarios.
¿Cuál ha sido el sello del gobierno en esta primera mitad?
Este es un gobierno que comprende la profunda injusticia que atraviesa el alma de Chile y que intenta resolverla sin dejar de lado el crecimiento económico, la seguridad y también la justicia ambiental.
¿Van a entregar un país menos injusto?
Sin lugar a dudas va a ser menos injusto de lo que sería si es que hubiese ganado Kast, ya que Kast y compañía no ven en la injusticia un problema. Va a haber cosas que van a quedar que son muy importantes: la creación del royalty minero, la aprobación del proyecto de ley de 40 horas, el alza del sueldo mínimo a $ 500.000, la ley ‘papito corazón’, la creación del Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas. Ha bajado la curva de violencia en la Macrozona Sur con un 24% de disminución respecto al 2022 en incendios y 63% en atentados a contratistas forestales; se ha avanzado en la reconstrucción de las herramientas de la seguridad y, algo no menor, el control de la inflación.
Menciona lo de la curva de violencia en la Macrozona Sur. ¿Qué le parece que se haya conseguido usando una herramienta criticada por ustedes?
Quiero rechazar por completo la idea de que la seguridad no sería un tópico de la izquierda. La izquierda nace para defender a los trabajadores. Ahora bien, hago una autocrítica desde la izquierda que creo que es importante. Durante mucho tiempo, creo que ante el discurso deshumanizante en seguridad de nuestros adversarios, en donde no ponían foco en el aspecto social de la delincuencia, la izquierda puso poco énfasis en el dolor de las víctimas de la delincuencia. Pero eso se ha ido reparando con el tiempo. El estado de excepción, por ser un caso extraordinario, le entrega cierta confianza al Presidente para que la ejecute. Por lo tanto, ¿a qué Presidente tú le das o le niegas un estado de excepción? Mi confianza en el uso que le van a dar Carolina Tohá y Gabriel Boric a ese estado de excepción es justamente lo que me lleva a aprobarlo.
Antes de ser gobierno tenían un discurso muy rudo en contra de la militarización. Llegaron al gobierno y a la fecha mantienen el estado de excepción más largo desde el retorno a la democracia.
Es que evidentemente depende de a quién le otorgas las llaves de esa militarización. Durante mucho tiempo las tuvieron quienes querían combatir a las organizaciones mapuches. Carolina Tohá y Gabriel Boric no están ocupando esto para perseguir al mapuche, sino para perseguir al delincuente, que son dos cosas distintas.
¿Cómo evalúa el experimento de gobernar con dos coaliciones?
De manera positiva. Siempre dije que iba a ser un gobierno en disputa y está bien que los gobiernos sean amplios y tengan disputas. Ha habido un aprendizaje mutuo que para mí ha sido del todo virtuosa.
¿El Presidente ha corrido mucho el cerco a favor del Socialismo Democrático?
La Constitución es sabia en otorgarle al Presidente la facultad de armar su gabinete de ministros y subsecretarios a su arbitrio.
¿El Socialismo Democrático ha estado a la altura de esos espacios a los que entró?
Sí. De hecho, usted les puede consultar a todos los ministros del Socialismo Democrático si se han sentido respaldados por el FA. Estoy seguro de que la respuesta va a ser que sí. Otra cosa son los roces propios entre los partidos, que son naturales y que tenemos que arreglar dialogando.
¿Han servido de algo los constantes gestos del Presidente con la oposición haciendo estos mea culpas o autocríticas?
Le agradezco al Presidente la grandeza con la que actúa. Es por eso que yo soy una persona borichista. Sin embargo, la derecha no ha tenido la grandeza, ni ha identificado la oportunidad histórica que significa para el desarrollo del país tener un Presidente que les tiende la mano. Cada vez que el Presidente se saca el protector bucal, ellos le meten un cross.
¿Cuando fueron oposición, siguiendo sus palabras, se perdieron esa oportunidad de generar entendimientos para el desarrollo?
No.
Fueron una oposición dura, destituyeron a un ministro, intentaron destituir a Piñera.
Perdón, pero vamos a tener que empezar un debate: ¿Cuál de las dos oposiciones es más dura: la de Boric o la de Piñera?
Son hechos.
Por cantidad de meses, ¿quién lleva más acusaciones constitucionales?
Pero todas fallidas.
¿Qué culpa tengo yo de que no tengan los votos? Tú sacaste la acusación contra el Presidente, también fallida.
Volviendo a la pregunta, ¿cuando fueron oposición se perdieron esa oportunidad de la que usted habla?
Hay una diferencia muy grande. El Presidente Piñera entra con arrogancia al poder. Su primera cuenta pública es una falta de respeto a Michelle Bachelet durísima. Él plantea un rumbo de país que era radicalmente distinto al rumbo de cómo se veía la mayoría en el Congreso. En todo caso, que nos sentáramos el 15 de noviembre, las agresiones que recibimos y que recibí personalmente, ¿no fueron una manera de tender la mano para salir adelante?
Para enfrentar los desafíos que ha planteado, ¿se necesita un cambio ministerial?
Para nada. Todos los ministros del Presidente Boric cuentan con mi absoluta confianza en el gobierno.
Fuente: La Tercera