Cuando estamos de vacaciones intentamos disfrutar al máximo el tiempo con la familia, amigos y salir de paseo es una buena alternativa. En estas vacaciones solemos flexibilizar los horarios y el tipo de comida, descuidamos los hábitos saludables que mantenemos en el resto del año y podemos caer en excesos, o aumentar los riesgos de una enfermedad transmitida por alimentos.
Debemos entonces, tomar algunos cuidados o recomendaciones de alimentación para este período como flexibilizar los horarios de manera consciente. Es recomendable establecer un mínimo de tres comidas diarias (desayuno, almuerzo y comida) y una colación a media tarde con alimentos saludables.
Aumentar el consumo de frutas y verduras es otra clave. Si vas a la playa o piscina puedes armar un envase con tapa con varias frutas o verduras de la estación listas para consumir. Estos alimentos hidratan y aportan vitaminas, minerales y antioxidantes, fundamentales para proteger la piel de la exposición solar.
También es importante mantenerse hidratado. Se recomienda beber constantemente agua, ojalá más de dos litros diarios. Es ideal evitar las bebidas azucaradas y el alcohol. En esta época es cuando más variedad de frutas encontramos y son una buena fuente de agua para evitar la deshidratación en un paseo familiar. Además de entregar otros nutrientes que sirven para compensar los excesos que a veces tenemos en verano. Son una buena alternativa de colación en la playa o en el camping, por lo que podemos elegirlas según lo que necesitemos conociendo las propiedades de ellas, por ejemplo:
Los arándanos son una buena fuente de vitamina C, polifenoles y antioxidantes, lo que ayuda al sistema inmunitario, tener huesos sanos y reducir el riesgo de padecer ciertas enfermedades neurodegenerativas. La sandía aporta vitamina A, vitamina C, magnesio y potasio a nuestro organismo. Ayuda al correcto funcionamiento del corazón y de la vista, y posee una gran cantidad de agua, lo que la hace ideal para evitar la deshidratación. El melón también contiene un alto porcentaje de agua, lo que genera sensación de saciedad. Además, tiene antioxidantes y es una buena fuente de vitamina A y vitamina C. El durazno tiene un alto porcentaje de vitamina C. La ciruela ayuda a prevenir el estreñimiento y es un buen antioxidante. El tomate es un potente antioxidante y fuente de vitamina B, C y E, además de minerales como el potasio y el magnesio. La palta posee vitamina E y un alto contenido de grasas poliinsaturadas y monoinsaturadas que ayudan a combatir el colesterol malo.
Y finalmente, para evitar pasar malos ratos con la alimentación en verano y en lugares abiertos debemos tener algunos resguardos para evitar infecciones causadas por alimentos en mal estado o que estuvieron expuestos a altas temperaturas.
Lavar las manos con agua y jabón antes y después de preparar los alimentos. Siempre lavar las frutas y verduras antes de consumirlas. Mantener carnes, pescados, lácteos y huevos refrigerados hasta su preparación y/o consumo o comprarlos justo antes de consumirlos, no más allá de dos horas. Consumir únicamente agua envasada, potable o hervida. Si no se cuenta con refrigerador se pueden escoger alimentos envasados en tetrapack, evitando exponerlos al sol o calor directo. Usar un cooler con unidades refrigerantes para mantención momentánea de alimentos que lo requieran con precaución, no por tiempos prolongados. Preparar una solución desinfectante para superficies o utensilios que se usen en la preparación de alimentos de ½ cucharadita de cloro líquido en 1 litro de agua. Los alimentos preparados, pero que no fueron consumidos, deberán ser ingeridos en las siguientes 2 horas como máximo, de lo contrario elimínelos.
Sara Contreras Sandoval
Directora de Escuela Enfermería
Universidad Andrés Bello