Una adolescente de 17 años falleció el pasado domingo en su casa en Holanda. ¿La razón? Eutanasia.
Noa Pothoven, estaba aquejada de estrés postraumático, sufría de anorexia y tenía depresión, todo a raíz la violación que sufrió cuando tenía 14 años y reiterados abusos sexuales de los que era víctima desde los 11 años.
Cansada del sufrimiento síquico, pidió morir. “Seré directa: en el plazo de diez días habré muerto. Estoy exhausta tras años de lucha y he dejado de comer y beber. Después de muchas discusiones y análisis de mi situación, se ha decidido dejarme ir porque mi dolor es insoportable”, escribió en su cuenta de Instagram el día antes de fallecer.
Según publica el diario El País de España, la joven sufrió la primera agresión sexual a los 11 años en una fiesta escolar. Hasta ese minuto, era una niña alegre y con buenas notas. Un año después, volvió a suceder, esta vez en una fiesta adolescente. Cuando cumplió los 14 años, sufrió la violación por parte de varios hombres en un callejón de su ciudad.
Desde ese momento, su vida cambió aún más. Tras hacer la denuncia, revivir lo sufrido hizo que la adolescente tuviera anorexia y comenzó su ir y venir de diferentes hospitales y centros especializados. Estuvo seis meses en una institución donde la inmovilizaron y aislaron para que no se hiciera daño. Allí su estado empeoró.
En 2018 publicó un libro “ganar o aprender”, donde Noa contaba su historia y triste peregrinar por centros poco especializados para sus problemas.
Según consigna el medio, hace algunos meses la joven contactó -sin decirle a su familia- con la Clínica para Morir, un centro privado holandés que practica la eutanasia desde 2013, a la cual acuden personas aquejadas de sufrimientos psíquicos -los más difíciles de evaluar objetivamente, pero que figuran en la Ley de Eutanasia de Holanda (2002).
En un principio rechazaron a Noa al ser muy joven, sin embargo, al final aceptaron su petición la cual se llevó a cabo el pasado domingo.
Fuente: 24horas.cl
