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Isidora Goyenechea: la más innovadora y audaz empresaria chilena cuya historia pocos conocen

Para muchos, Isidora Goyenechea suena sólo a una mujer de la historia de Chile que tiene una de las calles más importantes de Las Condes, justo donde se emplaza el popular “Sanhattan”.

Porque seamos honestos, no somos un país que reconozca profundamente a sus mujeres y tampoco a quienes, con poco, contribuyeron a mejoras que aún perduran en los chilenos.

Ese es el caso de Isidora Goyenechea, una mujer que a los 27 años quedó viuda y con una fortuna que pocos podían ostentar en esa época.

Sin embargo, eso no fue un problema para ella, quien, muy consciente de sus privilegios, se manejó como una gran empresaria y trajo progreso a un país que realmente lo necesitaba.

Por eso es una de las figuras femeninas más importantes de la historia, una que es ingrata con su participación, pero que aquí podrás conocer.

Isidora Goyenechea: la niña de Copiapó que se transformó en mujer en Lota

Cuando 1836 comenzaba, con la alegría de un nuevo año, llegó Isidora Goyenechea Gallo al mundo.

En Copiapó la recibieron sus padres, María de la Luz Gallo Zavala y Ramón Ignacio Goyenechea de la Sierra conformando una familia junto a su hermano Emeterio.

Una familia que no duraría muchos años, ya que pronto su padre fallecería, por lo que María de la Luz al enviudar no se quedó sola, sino que se casó con el socio de su marido, Matías Cousiño.

Cousiño también había enviudado poco tiempo antes, cuando su mujer María del Loreto Squella murió en el parto de su único hijo, Luis.

Isidora tenía 5 años y su familia decidió irse a Lota, en la región del Bío Bío, ahí se enamoró de su hermanastro, Luis Cousiño, y se casó con él cuando tenía 20 años.

Los Cousiño-Goyenechea no eran cualquier familia de alta sociedad en esos años, su poder era tan grande que se les ubicaba entre las más ricas del país.

Pese a que Isidora tuvo 7 niños, nunca se quedó relegada a las labores de la casa, sino que acompañó siempre a Luis, su marido, quien heredó la fortuna familia en 1963, cuando su padre murió tras enfermar en su hacienda, La Quinta de Maipo.

Se transformaron en los dueños de los yacimientos carboníferos, por lo que Luis Cousiño integró a Isidora en los negocios y le enseño todo lo que sabía sobre sus industrias, incluso, se dice que no cerraba ningún trato sin pedirle la opinión a ella.

La historia de amor y negocios que tenía la pareja conformada por Isidora Goyenechea y Luis Cousiño terminó abruptamente en 1873, cuando este falleció.

Desde ese día, Isidora vistió de negro hasta el último día de su vida y se transformó en una de las empresarias más importantes de la historia de Chile y el mundo.

A los 37 años, asume el liderazgo de todas las actividades empresariales de la familia, donde destacó por un espíritu innovador y visionario.

El libro Empresarios de la Historia (1996), describe ese momento señalando: “Demostrando genio creador, espíritu de empresa y un incontenible afán por el progreso, Isidora Goyenechea asume en 1873 la dirección de la vasta organización Carbonífera de Lota”.

Añade, “La mujer pasa estar a la cabeza de la mayor fortuna existente a la fecha en Chile, se transformó así en una eficiente continuadora de la obra levantada por ellos, apartándose de los roles tradicionales que la sociedad de la época establecían para las viudas”.

El progreso junto a Isidora Goyenechea

De esta forma, Isidora Goyenechea implementa la primera Planta Hidroeléctrica en Chile, emplazada en Chivilingo. El proyecto lo dirigió Thomas Alba Edison, el mismo creador de la ampolleta, consigna la investigación Isidora Goyenechea, emprendedora del Siglo XIX: Pionera en Chile en Responsabilidad Social Empresarial.

También le debemos a ella la introducción del salmón en Chile, uno de los productos de importación más relevantes del país. Es ella quien hizo el primer ensayo, aunque sin éxito, dejó precedente para iniciar la salmonicultura en 1905.

Además, gracias a ella nuestro país puede brillar con vinos de cepas como Cabernet Souvignon, Merlot o Chardonnay, ya que es ella quien comenzó un proceso de replantación de vides de estos varietales, traídos directamente desde Europa.

Es en la Viña Cousiño Macul donde personalmente supervisó la construcción de la bodega, a cargo de ingenieros y arquitectos franceses.

También tuvo una flota de transporte marítimo, parte de sus actividades productivas y comerciales, pero que también puso a disposición del gobierno en la Guerra del Pacífico.

Además, su buen gusto se refleja en sus construcciones más insignes. El Palacio Cousiño en Santiago, llegó a ser la mansión más importante tras su construcción en 1878, a cargo del arquitecto francés Paul Lathoud.

Aquí se implementó el primer ascensor que tuvo Chile, además de tener baldosas, azulejos y mobiliario traídos desde Francia.

Mientras que en el Parque Lota, un regalo de su marido para ella, construyó un palacio símbolo del lujo y la elegancia de esos años.

Una mujer extraordinaria

Además de ser una empresaria buscaba a través de la innovación incrementar producción y a la vez ganancias, también dedicó parte importante de sus acciones a lo que hoy llamaríamos Responsabilidad Social Empresarial.

Eso se ve reflejado en sus obras como proveer energía en Lota, traer expertos de todo el mundo a Chile, implementar innovaciones como el primer ascensor del país o traer cepas para producciones de vinos por las que hoy nos reconocen a nivel mundial.

Pero también por su labor social, creando escuelas, hospitales, iglesias y hogares de ancianos que fueran en apoyo de los trabajadores de la zona del carbón.

También creó la Gota de Leche, una institución creada a finales del siglo XIX para aliviar los problemas de desnutrición y mortalidad infantil.

Con un edificio en la zona de Lota Alto, entregaba leche de forma gratuita a los niños y niñas de Lota. Además distribuían mamaderas y educaban a madres en puericultura, señala el sitio Monumentos Históricos.

Según cita Economía y Negocios de El Mercurio, también habría creado el Hogar del Pequeño Cottolengo.

Conquistó Chile y el mundo

Curiosamente, son los tiktokers fanáticos de la historia los que traen de vuelta una y otra vez a Isidora Goyenechea a la palestra.

En sus mensajes no falta un dato único, Isidora tenía la mayor fortuna de la época, según The New York Times, un lugar que un chileno aún no puede igualar.

Algo que remarca William Eleroy Curtis, en su publicación de 1988, The capitals of Spanish America, donde señala “El Creso de América del Sur es una mujer, doña Isidora Cousiño, de Santiago, Chile, y hay pocos hombres o mujeres en el mundo más ricas que ella. No hay fin a su dinero y no hay límite a su extravagancia”.

Ese dinero era un patrimonio de aproximadamente 10 millones de dólares, gracias a ser la única fuente de combustible de Latinoamérica, importar carbón a Gran Bretaña, Panamá, Buenos Aires, Montevideo, entre otros lugares.

Isidora Goyenechea falleció en París, ciudad que visitó regularmente y desde donde exportó muchas de sus grandes ideas.

Aquí la familia Cousiño tuvo una mansión, por lo que la calle donde se emplazó lleva por nombre, “Rue de Lota”, en honor a la ciudad minera desde donde llegaron.

Se trata de una de las calles del distrito residencial de más alto nivel de la ciudad, limitando con rue de Longchamp , rue Benjamin-Godard y rue Mony.

Aunque Isidora Goyenechea no peleó en guerras y tampoco se sentó a discutir de política en una mesa gigante. Ella se encargó de traer progreso a Chile, cuidar a su gente y dejar un legado que en nuestros días todavía lo podemos sentir.

Fuente: BioBioChile

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