- La querella criminal que Jorge González presentó durante el verano contra su excompañero en Los Prisioneros, el baterista Miguel Tapia, y contra el exmánager de sus días como solista, el ejecutivo uruguayo Alfonso Carbone, ya arroja sus primeros hitos.
El cantante entabló la acción judicial el pasado martes 6 de febrero en el Séptimo Juzgado de Garantía de Santiago, apuntando a “todos aquellos que resulten responsables como autores, cómplices o encubridores” de los delitos de falsificación de instrumento público, uso malicioso de instrumento público falso y administración desleal. En lo concreto, el artista acusa que Tapia, Carbone y Fonseca lo habrían engañado en 2019 para firmar una serie de documentos que buscaban integrarlo a sociedades comerciales y rentabilizar el catálogo del trío sanmiguelino, sin su consentimiento y sin recibir a cambio las ganancias correspondientes.
“En este punto quedó claro que, de los documentos que Carbone había hecho firmar a mi representado (usando el supuesto visto bueno de su hermano Marco González), fueron utilizados con dolo para forjar falsamente la matriz de una Escritura Pública de constitución de sociedad (San Miguel Spa), en concierto con los demás querellados”, dice la querella, que fue declarada admisible esa misma semana de febrero.
Este jueves 4 cerca de las 10.30 horas, el autor de El baile de los que sobran fue a declarar en la Brigada de Delitos Económicos (Bridec) de la PDI, en la primera diligencia de la investigación contra sus antiguos amigos y camaradas.
La historia
Ahí, por poco más de una hora –acompañado de sus abogados y de su hermano y mánager, Marco González Ríos- declaró ante un funcionario de la Bridec y ratificó todo lo planteado en la querella. “Contó toda la historia tal cual, aseverando que se trataba de un gesto de engaño por parte de Fonseca, Tapia y Carbone, haciéndolo firmar un documento que supuestamente tenía como propósito permitir la publicación de un par de piezas en particular, pero que finalmente fue utilizado para quitarle sus derechos del catálogo de Los Prisioneros”, asegura Andrés Iturra, abogado representante del músico junto a Giorgio Marino y Andrés Pérez.
Además, el profesional agrega: “También explicó por qué se demoró tanto en presentar la querella. Jorge no quería terminar esto en pelea ni en tribunales, intentó solucionarlo y acercarse a ellos por mucho tiempo. Nosotros también como abogados nos acercamos a Tapia y Carbone para buscar una solución. Pero ellos no dieron su brazo a torcer, terminaron en evasivas en torno a la sociedad que habían creado. En esta etapa de su vida, luego de su accidente cerebrovascular, él quería mantener una amistad con su círculo más cercano, no quería que se rompiera. Quería mantener los lazos. Pero acá primó la plata y el interés por el dinero. Él está con mucha pena con todo esto que está sucediendo”.
En lo puntual, González describió la sucesión de acontecimientos que precipitaron lo que él considera un engaño. Luego de disolver en 2016 la sociedad Producciones Artísticas Los Cuatro Luchos Limitada –creada para el retorno de Los Prisioneros en 2001 y que integraban González, Narea, Tapia y Fonseca-, el cantautor se concentró en el proceso de recuperación de su salud, luego de sufrir en 2015 un accidente isquémico cerebeloso que afecta hasta hoy parte de su movilidad y su habla, lo que lo hizo retirarse de los escenarios.
Por lo mismo, en abril de 2019, el intérprete se mudó por unos meses a Quillota, donde comenzó un tratamiento en una cámara hiperbárica que produjo notables avances en su estado. Se trataba de una exhaustiva terapia diaria de rehabilitación integral realizada en el Centro Médico Oxígeno y que consistía en kinesiología, terapia ocupacional, fonoaudiología, gimnasia y oxigenoterapia hiperbárica.
En ese mismo período en que residía en Quillota, Carbone, que años antes había trabajado como su representante, le propuso editar el material fonográfico producido por Los Prisioneros en la desaparecida sociedad Los Cuatro Luchos. Según consta en la querella, González rechazó de inmediato la propuesta, ya que en particular no quería volver a relacionarse con Carlos Fonseca, por considerar que no había tenido un buen manejo como administrador y representante legal de la antigua sociedad, sumiéndola en diversos problemas administrativos y contables.
Sin embargo, Carbone insistió en su idea, garantizando que las nuevas publicaciones se harían de forma seria, resguardando sus intereses artísticos y patrimoniales, asegurándole que este proyecto no significaría bajo ningún aspecto reanudar vínculos contractuales con sus excompañeros y socios. Los exinvolucrados en la desaparecida sociedad sólo autorizarían la edición de esos fonogramas, sin que se firmaran nuevos convenios o se levantaran otras sociedades.
González finalmente aceptó, confiado además en el compadrazgo de años que tenía con Carbone, aunque con la expresa condición de que su hermano Marco supervisara la iniciativa, revisara los acuerdos y negociara en su nombre las regalías por las ventas. Por lo mismo, Carbone llegó hasta Quillota el 19 de julio de 2019 para pedirle su firma en un documento que autorizaba la fabricación de discos de Los Prisioneros, además de decirle que su hermano Marco sí estaba al tanto de todo el proceso.
Según declaró González esta mañana, Marco nunca supo de las gestiones de Carbone. Meses después de firmar, en noviembre de 2019, se dio cuenta –según relató- que lo habían involucrado en la recién inaugurada sociedad San Miguel Spa, de la que él nunca tuvo noción. Todo a través de las firmas solicitadas por Carbone.
La nueva sociedad sirvió para materializar una serie de acuerdos que rentabilizaron parte de los álbumes de los hombres de Muevan las industrias, sin que González se enterara y sin recibir las respectivas ganancias como autor de esas composiciones.
“Él en esta declaración ratifica que el día que firmaron el documento estaba en un tratamiento en Quillota y que Carbone llega al filo, ya era tarde. Le dice que todo lo había revisado su hermano Marco. Era mentira. Jorge lo firma, porque se tenía que ir a su terapia, y ahí queda resuelto el engaño. Le robaron la autoría de sus canciones y crearon nuevas sociedades para obtener esos derechos”, indica Iturra.
Después profundiza: “Carbone era una persona muy cercana y Jorge siempre pensó que estaba diciendo la verdad. Él creía que no lo estaba engañando. Además, en otra diligencia se van a acompañar todas las conversaciones de WhatsApp donde Jorge les dice durante meses después de 2019 que terminen con esa sociedad, que arreglen el entuerto, pero todo termino siendo peor, crearon otras sociedades para seguirlo engañando”.
El futuro del caso
Hoy la querella de Jorge González está en etapa de investigación y la fiscal a cargo del caso es Nancy González Fuentes. Tras esta primera diligencia, vendrá la revisión de documentos, para luego citar a los testigos de González. Luego procederán las declaraciones de Tapia y Carbone. Iturra estima que todas aquellas instancias no sucedan en un plazo mayor a los 60 días.
“Él se toma todo con una altura de miras muy importante. A él le da pena todo lo que está ocurriendo. Tiene confianza en que todo desemboque en una situación amigable, tiene esa esperanza. Pero nosotros no lo creemos. Él se acuerda perfectamente de los hechos, contó toda la historia y ratificó sin problemas cada detalle de la querella”, culmina el penalista.
FUENTE LA TERCERA