Valentina Vassilyeva tuvo múltiples partos. La historia lo confirma desde la actual Rusia, donde la mujer dio a luz a 69 hijos. Pero: ¿por qué lo hizo?
Al comparar el pasado y presente de una nación, cuyo nombre retumba al igual que sus misiles en Ucrania, enero de 2021 nos da una pauta. En territorio ruso, en ese periodo se registró un descenso de la natalidad del 10,3%, según cifras ofrecidas por el medio francés RFI.
La pandemia de coronavirus es la causante según el citado artículo. En el siglo que corresponde a Vassilyeva, las cosas eran muy distintas, pese a los padecimientos de entonces.
Se trató de una mujer nacida en 1707, quien es considerada “La mujer con más hijos de toda la historia” por el Libro Guinness de los Récords.
Esposa del campesino Feodor Vassilyev, la pareja vivía en Shuya, localidad de Óblast de Ivánovo. Parecían ser una más de la época en la que el control de la natalidad era inexistente, acuñado en la frase “Los hijos que Dios nos dé”. Procrear era lo religiosamente correcto y obligatorio para la mujer.
No obstante, las cifras de hijos, por más abultadas que se presentaban en siglos pasados, nunca fueron tan impensadas como las que se dieron en el hogar de los Vassilyeva. Fue un hito que hoy se recuerda, por obvias razones y ha sido publicado en medios españoles como larazon.es.
Al leer sobre la situación de esta mujer, se considera que hubo una tasa alta de mortalidad entre los bebés que trajo al mundo. Sorprenderá, más adelante, saber que no fue así.
69 hijos y hasta 16 pares de gemelos: la resistencia de Valentina Vassilyeva
Valentina Vassilyeva es un nombre que suena en la actualidad a través de la autoridad para registrar los récords mundiales (Guinness World Records). Dar a luz a 69 hijos lo determinó así. De esa forma, la mujer que transitó entre el mito y la realidad, ahora es recordada por la forma y, sobre todo, por la cantidad de su descendencia.
Como la primera esposa de Feodor Vassilyev, esta campesina tuvo 27 partos entre 1725 y 1765. No sólo son números cuando se rememora al respecto. Resulta que cuando parió por primera vez, tenía 18 años y su último parto fue 40 años después del inicial (a sus 58 años).
Los números pares e impares fueron parte de las 4 décadas de procreación de Valentina. Por ejemplo, se habla de dieciséis partos en los que nacieron mellizos. Es decir, 32 hijos. En siete tuvo trillizos, lo que es igual a 21 hijos, y en cuatro alumbramientos trajo cuatrillizos, o sea 16 más, para un total de 69 hijos.
La mujer generó controversia a lo largo de los años, debido a que dividió al mundo de la medicina entre quienes creían que todo era parte de una leyenda y los que defienden la existencia de los múltiples partos. De hecho, el medio Clarín profundizó al respecto, escribiendo sobre la existencia de documentos que dan fe de los nacimientos, cuya gestación osciló entre las 37 y las 30 semanas, estas últimas correspondientes a los cuatrillizos.
“Suena a fantasía. ¿69 hijos? ¡Qué va!”, aseguró James Segars, director del Departamento de Ciencia Reproductiva y de Investigación de Salud de la Mujer de la Johns Hopkins University a la prensa británica, decidida a interrumpir el mito.
La ciencia duda y se pronuncia sobre el caso Vassilyeva
De los 69 hijos del matrimonio Vassilyeva, únicamente dos murieron y no está claro que fue durante el parto. El poco desarrollo de la medicina, como ciencia, no fue impedimento para que esta mujer lograra una alta tasa de natalidad, según la historia replicada cientos de años después.
Un monasterio de Nikolskiy hizo llegar a la capital rusa un listado con pruebas de los alumbramientos de Valentina, así como de 18 hijos más de su esposo, Feodor, cuando contrajo matrimonio con otra mujer.
Ante dichos acontecimientos, la BBC buscó fuentes médicas para saber si todo fue cierto o se trataba de una historia prefabricada. Las voces de la comunidad médico-científica, pusieron inmediatamente en duda la supuesta capacidad reproductiva de la mujer, sobre todo en pleno siglo XVIII.
“En el pasado, cada embarazo ponía en riesgo la vida de la madre; en particular, los riesgos de complicaciones serias -y mortales- como hemorragias, se disparan con los embarazos múltiples. Cada embarazo era entonces una complicación, incluso los embarazos únicos”, complementó James Segars, a su frase sobre lo fantasioso de la historia.
Otros de sus colegas tomaron en cuenta factores biológicos y etarios. La cantidad de óvulos disminuyen cuando la mujer se hace mayor.
“El porcentaje de posibilidades de tener un bebé por ciclo cuando una mujer tiene 45 años es aproximadamente de un 1% por mes”. Valerie Baker, profesora de obstetricia y ginecología de la Stanford School of Medicine, se sumó a las voces críticas por el que consideran un mito.
“La mayoría de las mujeres no se quedan embarazadas después de los 44 o los 42 años”, complementó Segars. “Pero, de vez en cuando, oímos hablar de mujeres que se quedaron embarazas en el final de la cuarentena”, reconoció.
No es suficiente para ellos, aún así, creer en el hogar de los Vassilyeva.
“La naturaleza quería poner límites”, agregó Baker. “El embarazo es la tarea más exigente a nivel físico que experimenta el cuerpo de una mujer”.
Y qué decir de la alta tasa de mortalidad de esa época, sobre todo en los partos múltiples. La afirmación de que sólo dos de los 69 niños murieron, se suma a la batería de lo biológicamente improbable, sobre todo después de los 50 años de Feodor y Valentina.
“¡Simplemente piensa en todo el estrés!”, pidió Baker. Tomando en cuenta, además, la supervivencia de la madre. “Incluso si sólo hubiera sobrevivido a 16 partos gemelares, me sorprendería”, aseguró la médica.
40 años y 45 hijos: el presente para una mujer en Uganda
La historia de Mariam Nabatanzi es muy distinta a la de la rusa Valentina Vassilyeva y sus 69 hijos.
En la empobrecida Uganda (África oriental), una niña fue obligada a casarse a los 13 años. Era Mariam, cuyo cuerpo ha sufrido desde 1994 cuando tuvo a su primer par de gemelos, sin que su cuerpo estuviera preparado, igual que su mente de niña, quien no comprendía por qué debía ser madre, antes que mujer.
Eso, fue el trayecto de una larga lista de partos. 16 en total, en los que nacieron 45 hijos. Es una edad directamente proporcional a la suya, 45 años (en 2021).
Una mujer quedó entonces marcada por un destino de procreación, cuya normalización en Uganda y en otras naciones africanas es ampliamente criticado desde el exterior, pero en la realidad no ha sido erradicado. Las niñas y adolescentes son obligadas, por cuestiones económicas, a asumir un rol de pareja y madre con un hombre que les dobla la edad o más y se convierte en su violador, aunque no para las leyes de esas naciones.
La costumbre, tiene a Mariam, posando desde hace años para medios de comunicación internacionales, que han sacado su historia a la luz, como ella a más de 40 niños de su vientre. El mayor, tenía 27 hasta el año pasado y el menor, 3 años. Así lo consignó el medio español elmundo.es, apuntando que es el único que nació sólo y no en par con otro hermano.
“El matrimonio infantil ocurre porque los adultos creen que tienen derecho a imponer el matrimonio a los niños. Esto les niega, especialmente a las niñas, su dignidad y la oportunidad de tomar decisiones que son esenciales en sus vidas, como con quién se quieren casar o cuándo quieren tener hijos”, señalaba a The Washington Post Desmond Tutú, clérigo de Sudáfrica, activista anti Apartheid.
Hay una explicación científica, además de cultural, para el caso de Mariam. La ofreció el ginecólogo del hospital Mulago, Charles Kiggundu.
“Mariam presenta un caso de hiperovulación, es decir: cuando una mujer produce y libera más de un óvulo en cada ciclo menstrual de forma natural. Aunque ya no podrá tener más hijos, pues un médico le cortó el útero desde adentro”, confirmó. No está claro si fue con o sin su consentimiento.
No obstante, Mariam Nabatanzi declaró en una oportunidad al medio ruso RT que su falta de escolaridad no es impedimento para desempeñar su rol de madre, asistida por el poder divino.
“A pesar de ser analfabeta soy capaz de cuidar y criar a mis hijos y bueno, trato de confiar en la sabiduría práctica que me ha dado Dios”. aseguró.
Fuente: BioBioChile