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La necesidad de proteger los chañares, hoy están catalogados como especie en peligro

Como comunidad de Copiapó debemos tomar el pulso de lo que está ocurriendo con una de las especies más significativas para nuestra ciudad y valle. El talar estos árboles de manera indiscriminada tiene una afectación grave para el ecosistema urbano y del valle. Los frutos del chañar, al caer, aportan materia orgánica a nuestros suelos, los cuales tienen poquísima vegetación. Esto contribuye a que aparezcan nuevos ejemplares que ayudan a tener más y mejor vida en la ciudad.

Cortar chañares afecta además la continuidad de esta especie. Las flores que cada año brotan en estos árboles sirven de alimento a diversas especies voladoras que sacan su néctar y mueven genes de un árbol a otro, ayudando a que los chañares tengan variedad y no se extingan. Si se continúa cortándolos, cada vez habrá menos diversidad genética y podrían comenzar a extinguirse.

Desde el año pasado el chañar fue clasificado como categoría de Amenaza Vulnerable (VU), por las razones que comentaba. Por ello es importante que de aquí en adelante se considere plantar chañares también en los nuevos espacios públicos que defina el estado y el municipio. Que todas las plazas y parques consideren el plantar chañares, que nos ayuden a disminuir la polución, asentar el suelo, ahorrar agua y nos brinden sombra gracias a su adaptación única al
desierto.

También hacer un llamado a que la población no tale los chañares, sobre todo los que están en los sectores rurales de la cuenca del valle. Cada uno de los individuos de esta especie son vitales para la transmisión de genes que permiten su reproducción. Conaf está facultada para fiscalizar la tala de los bosques de chañar, pero no todo puede ser garrote. Con el corazón en la mano, y bajo la sombra de estos árboles ancestrales, dejemos de talarlos y cuidemos uno de los símbolos más importantes de nuestra comuna.

Por Juan Manuel Cáceres, Concejal de Copiapó

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