La batalla por las reformas a las jornadas laborales no se detiene y el Gobierno hace y declara de todo para lograr adhesión a su proyecto de flexibilidad laboral. Esto mientras la iniciativa de Camila Vallejo y Karol Cariola, que busca reducir la jornada laboral de 45 a 40 horas, cada vez gana más partidarios.
El Gobierno juega todas sus cartas pero al parecer no ha medido ciertas consecuencias. Al menos así lo señaló ayer el subsecretario del Trabajo, Fernando Arab, quien además de entregar su apoyo al Ejecutivo, reconoció que el manejo comunicacional del proyecto del Gobierno no ha sido el mejor. “Uno siempre puede hacer las cosas mejores y evidentemente podríamos haber hecho las cosas mejores”, señaló.
A sus palabras hoy se sumó -desde Chile Vamos- Hernán Larraín Matte, presidente de Evópoli, quien en entrevista con El Mercurio analizó el manejo político y comunicacional del oficialismo frente al debate de rebaja de jornada laboral.
Casi como emulando al subsecretario, Larraín dijo que “las cosas se podrían haber hecho mejor” y enfatizó que su partido defenderá el proyecto original del Ejecutivo y entregará propuestas para mejorarlo. Eso sí, para él el problema es más bien político y técnico; por sobre lo comunicacional.
A juicio del exasesor presidencial del primer gobierno de Sebastián Piñera, más que un golpe, la propuesta de Vallejo y Cariola generó “un contexto que concibió una reacción que no fue la mejor por parte del Gobierno y pudo ser mucho mejor manejada”.
“Evópoli desde un principio salió con mucha fuerza a defender el proyecto original frente a la necesidad de debatir con evidencia, seriedad y rigurosidad, porque es una materia muy sensible”, apuntó.
Consultado por el hecho de que el Gobierno haya presentado una indicación que rebaja la jornada laboral a 41 horas sin preguntar a sus partidos. Larraín dice que tanto él como Evópoli se enteró por la prensa de la indicación.
“Da la impresión de que por la fuerza de las encuestas y una muy lamentable foto con parlamentarias comunistas, el Gobierno se vio forzado a reaccionar y no lo hizo de la mejor manera”, señaló.
¿Las razones? Larraín dice que hubo un problema técnico y que la solución que se buscó fue hecha, al menos, “a la rápida”. Y lo segundo, según él, fue una cuestión política, “la forma en que se manejó, la forma en que se presentó, la forma en que internamente el Gobierno llevó adelante esta materia, no fue la mejor”.
En esa misma línea, Larraín insistió en que el problema no fue comunicacional, sino político y técnico. “Político, porque se pudo haber gestionado no reactivamente y sin improvisación la reforma laboral, y técnico porque la manera en que se reaccionó fue con una indicación que hasta ahora no tenemos todos los antecedentes para emitir un juicio sobre si es buena o mala idea, por lo tanto la vamos a estudiar y vamos a proponer mejoras”, explicó.
Finalmente, el presidente de Evópoli dijo que hay que tener mayor confianza en las convicciones propias, en el programa de gobierno y en las reformas que están llevando adelante.
“Tenemos una agenda súper potente, tenemos que sacar en los próximos cuatro meses una gran cantidad de reformas que están en el Congreso y, por lo tanto, persistencia es la palabra clave. También, como coalición —partidos y Gobierno—, debimos haber anticipado esto, tenemos que asumir que hubo un déficit político”, concluyó.
FUENTE EL MOSTRADOR