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Las desgarradoras palabras de Cafú: “No sé cómo describir la sensación de tirar tierra al ataúd de un hijo”

Han pasado casi dos meses desde que Danilo Feliciano de Moraoes, hijo de Marcos Evangelista de Moraes, Cafú, falleciera. El ex lateral brasileño, ganador de dos Mundiales, decidió romper el silencio y habló en el programa Veja de su país. Ahí, contó cómo ha sobrellevado la muerte de su hijo, quien partió con apenas 30 años.

“No sé cómo describir la sensación de tirar tierra al ataúd de un hijo”, comenzó diciendo el otrora futbolista del Milán. Su hijo se descompensó jugando fútbol y falleció a causa de un paro cardíaco, en Barueri, Brasil.

Cafú recuerda el día: “Teníamos programado un partido con amigos para el 5, pero yo tenía un viaje de negocios a Estados Unidos y lo anticipamos. Danilo estaba en el mismo equipo que yo. En un descanso, se fue y yo seguí jugando. Tres minutos después noté una conmoción fuera del campo. Por curiosidad, fui a ver qué estaba pasando y me encontré con mi hijo sufriendo convulsiones. Entré en pánico porque tenía su historia cardíaca era delicada. Llamamos a emergencias y dijeron que llegarían en 10 minutos, pero sentía que mi hijo no podía esperar. Cargué a Danilo, lo subí al auto y en cinco minutos llegamos al hospital”.

El brasileño también dio a conocer el problema de salud que atravesaba su hijo, quien tenía una cirugía de cateterismo para dos días después de fallecer.

“Sufría de aterosclerosis coronaria temprana (obstrucción de los vasos del corazón, que es más común después de los 65 años), que fue tratado con el cardiólogo Luiz Carlos Valente. La primera aparición de la enfermedad también ocurrió dentro de un campo. Mientras estábamos jugando a la pelota, Danilo tenía 24 años y sintió un fuerte dolor en el pecho. Al día siguiente volvió a sentirse enfermo y condujo solo al hospital, donde se realizó un electrocardiograma. El diagnóstico mostró que había sufrido un ataque cardíaco. Danilo me llamó a las 7 de la mañana y me pidió que fuera al hospital. Le pusieron un stent. Después de eso, la enfermedad parecía controlada. Tenía una cita programada para dos días después de su muerte, solo para colocar un catéter y ver si el stent debería cambiarse”, contó.

Finalmente, Cafú relató su pesar diario y para esto dio paso a desgarradoras palabras: “Enterrar a un hijo escapa del contexto general de todo lo que siente a lo largo de su vida. Cada cinco días, voy al cementerio a visitar la tumba. No asimilé lo que sucedió. No he tenido el valor para ir a su habitación hasta ahora, mi hijo Wellington fue quien recogió sus cosas y las donó a todas. Nunca volví a pisar la cancha donde ocurrió el infarto. No sé cómo describir la sensación de tirar tierra al ataúd de un hijo sabiendo que nunca volverá. Lloro todos los días solo. Cuando llego a casa, trato de ser fuerte. Después de todo, soy el pilar de mi familia. Usualmente lloro en el tráfico y llamo a mis amigos solo para llorar. Incluso saben y callan, así que lloro, lloro y lloro. El llanto alivia el pecho”.

 

Fuente:emol

 

 

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