En un año normal en Chile, 60% de los estudiantes de 2° básico termina el año sin saber leer ni escribir. Según cifras oficiales, corresponde a cerca de 160 mil niños y niñas que no logran los aprendizajes adecuados, una brecha que no disminuye lo suficiente al llegar a 4° básico.
Ese es el escenario base, que se ve amenazado por un inédito contexto de pandemia que alejó a los estudiantes de las aulas. Un estudio del Ministerio de Educación y en Banco Mundial arrojó que, tras la pandemia, 88% de los estudiantes podrían perder los aprendizajes de este año, siendo el caso más grave el de los alumnos de bajos recursos, donde la cifra llega a un 95%.
Debido al contexto, la enseñanza de habilidades básicas para el aprendizaje escolar como la lectura y la escritura han debido sufrir una metamorfosis. Desde la Fundación Sara Raier de Rassmuss, a cargo del programa Alfadeca —que se implementa en salas de colegios vulnerables—, hacen un balance tras siete meses de pandemia: cerca de un 30% de los estudiantes ha aprendido lo adecuado para su nivel de desarrollo.
“Al iniciar abril, todos creíamos que con el covid-19 iba a ser muy difícil que los estudiantes aprendieran a leer y escribir, pero no bajamos los brazos”, dice Ricardo H.C. Evangelista, director ejecutivo de la fundación. “Con creatividad y esfuerzo trasladamos el programa a una plataforma online y enviamos constantemente a las familias y profesores material pedagógico sencillo creado para la pandemia. Incluso creamos un programa de televisión”.
De los estudiantes que han estado con Alfadeca en 1° básico, un 29% estaba en niveles adecuados de lectura al 31 de julio. En cuanto a los que cursan 2° básico, el porcentaje sube a un 42%. Aunque se puede apreciar una evolución más lenta que en un año normal, los directivos de la entidad aseguran que sí existen logros significativos en materia de aprendizaje: 40% de los estudiantes está aprendido a leer y escribir, aunque a un ritmo más lento, aunque un 30% del total no se conecta habitualmente. De ellos, la mitad nunca lo ha hecho.
“Que, a julio, un 30% de los niños y niñas hayan aprendido lo adecuado para su nivel de desarrollo, a pesar de todas las dificultades, los esfuerzos de las familias y profesores para superar sus dificultades, los problemas de conexión y el poco tiempo de clases, nos tiene muy contentos“, agrega. “Este no es un año perdido, sino que un año lleno de aprendizajes. Debemos aprender de lo que hemos vivido y así prepararnos para combinar las experiencias presenciales y las virtuales, tanto sincrónicas como asincrónicas, para poder cubrir la demanda de educación necesaria”.
Fuente: emol