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¡Llegó La Niña!

Tardó, pero finalmente ha llegado. La Oficia Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA) ha confirmado que el fenómeno de La Niña ya se encuentra presente en las costas del Océano Pacífico, con temperaturas más bajas que el promedio.

En particular, el enfriamiento subsuperficial en el Océano Pacífico ecuatorial se ha fortalecido significativamente, con temperaturas por debajo de lo normal. Afortunadamente, se prevé que esta será una Niña débil, que se extenderá al menos hasta abril de 2025. Esto sugiere que el invierno podría tener menos lluvias; siguiendo la clasificación climática de Köppen, la zona central de Chile se caracteriza por un clima templado mediterráneo con una estación seca prolongada. Por lo tanto, este invierno podría anticipar precipitaciones escasas y menos intensas que las del año anterior, con temperaturas más frías.

La llegada de La Niña implica una disminución en la evapotranspiración del mar (menos nubes), lo que se traduce en menos precipitaciones y temperaturas más bajas. Las nubes juegan un papel crucial en la regulación de las temperaturas y la precipitación, por lo que esta situación merece atención. Este fenómeno desplaza la corriente en chorro hacia el norte, generando condiciones cálidas y secas en el sur de Estados Unidos y mayor frescura en el norte, especialmente en la costa del Pacífico noroeste. También se prevé que La Niña aumente la actividad ciclónica en el Atlántico norte, debido a la menor variación en la velocidad y dirección del viento.

Para entender mejor este fenómeno, es importante saber que cuando las temperaturas de la superficie del mar superan el promedio en medio grado Celsius o más, se manifiesta El Niño; en cambio, cuando están por debajo del promedio, se desarrolla La Niña. ¿Por qué se forma uno u otro? Aunque los científicos aún no comprenden completamente los detonantes de estos procesos, se ha observado que cambios en la presión del aire en el Pacífico ecuatorial afectan a los vientos alisios, que normalmente soplan de este a oeste. Durante La Niña, los vientos alisios se fortalecen, provocando que más agua tibia se desplace hacia el oeste y que aguas profundas y frías emerjan en el Pacífico oriental para reemplazarla. Por el contrario, durante El Niño, los vientos alisios se debilitan, resultando en condiciones más cálidas en el Pacífico central y oriental. Así que ha preparar las viviendas para disminuir el uso de calefacción.

Por: Jadille Mussa, Académica de Arquitectura del Paisaje, U.Central

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