El holandés Marco Van Basten es uno de los mejores futbolistas de la historia a pesar de que su carrera terminó demasiado pronto, a los 28 años, a causa de una lesión en el tobillo derecho mientras jugaba en el Milan de Berlusconi, el cual considera “mejor que el Barcelona de Johan Cruyff”, dos equipos que convivieron entre finales de los 80 y principios de los 90.
“Pero el Barcelona de Pep Guardiola fue mejor que el Milan de Berlusconi“, añade el holandés en entrevista con EFE.
Para Van Basten, el actual entrenador del Manchester City, Pep Guardiola, es un referente: “Guardiola es quien está plasmando mejor la manera en la que yo entiendo el fútbol y también la forma en la que lo entendía Cruyff”, mediante un fútbol ofensivo atractivo.
Van Basten ganó su primera Copa de Europa, la de 1989, curiosamente en el Camp Nou ante el Steaua de Bucarest por un contundente 4-0 (en semifinales el Milan eliminó al Real Madrid con el histórico 5-0 en el partido de vuelta), con Van Basten como autor de dos goles. El año anterior ya había recibido su primer Balón de Oro y aún ganaría dos más, el de ese mismo 1989 y el de 1992.
Pero en la historia vital de Van Basten no todo ha sido luz, también está llena de grises y negros. Hay un antes y un después del 21 de diciembre de 1992, cuando se operó por tercera vez del tobillo con la intención de limpiarlo. Ya nunca más volvería a pisar un terreno de juego como futbolista profesional.
“Lo pasé muy mal, vivía con mucho dolor. Los médicos no me ayudaron con los tratamientos y mi tobillo cada vez fue a peor. Pasé mucho tiempo en el sofá, sin poder ni andar, sin ganas de que la gente me viera en ese estado. Me deprimí, fue una época muy oscura“, explica Van Basten.
Y añade: “El dolor era físico, pero evidentemente me afectó mucho mentalmente. Me quedaban muchos años de futbolista, de demostrar todo lo que hubiese podido ser”, explica Van Basten.
“Intenté solucionar el problema del tobillo de muchas maneras para intentar seguir con mi carrera futbolística, pero no pudo ser”, recuerda más de 25 años después. Hasta que en febrero de 1996 decidió que le fijaran la parte superior de la articulación, lo que se llevó el terrible dolor pero acabó para siempre con la esperanza de volver a ser futbolista.
Estos episodios del pasado a Van Basten le han sido relativamente fáciles de relatar con precisión gracias a su costumbre de apuntar las cosas que le pasan desde niño: “Tengo muchas libretas con datos de cuando era jugador, desde antes de ser profesional, y también apunté las cosas que me pasaban por la cabeza cuando sufría por la lesión del tobillo”. Preguntado por si ahora es feliz, Van Basten primero ríe, después comenta que “esa es una buena pregunta” y finalmente admite que tiene razones de sobras para serlo: “Tengo dos hijos y una mujer que me quieren, puedo hacer deporte y llevo una vida que me gusta”.
FUENTE EMOL