El presidente de Comunes, Marco Velarde, piensa que “hay que dejar atrás esa creencia de que nosotros somos mejores que el resto, porque estas cosas las tenemos que decir con nuestro ejercicio y no apuntando al resto. Evidentemente, tropezamos con el discurso de la superioridad moral”.
—¿Cómo afecta el caso de la Fundación Democracia Viva al Gobierno?
—Cuando estos casos ocurren dentro de las propias filas es evidente que afecta porque aquí habían comprometidos funcionarios públicos, cargos de confianza, entonces sin duda que esto nos pega. Pero también hubo una actitud de nuestra coalición, y en particular del Gobierno, de no permitir que estos hechos sucedan y se castigó para que las personas respondieran.
—RD tardó en suspender la militancia de la diputada Catalina Pérez y hubo defensas corporativas.
—Hubo una tardanza a propósito de que no se tenían todos los antecedentes. Uno no puede determinar sanciones sin tener en total conocimiento de los hechos. Cuando se fueron conociendo antecedentes, se tomaron las sanciones que correspondían.
—Si no se tenían todos los antecedentes, ¿se equivocó el presidente de RD, Juan Ignacio Latorre, en defender a la diputada Pérez a inicios de la semana pasada?
—Yo creo que tomó decisiones con la información que tenía en su momento y con el correr de los días aplicó las sanciones que correspondían. RD ha tenido harta iniciativa con este caso. No ha ocurrido esto con la derecha, por ejemplo, en el caso Torrealba que decidieron quedarse callados y algunos respaldarlo. Es valorable cuando la institucionalidad funciona y yo he decidido, al mismo tiempo, ser compañero con el presidente de RD y sus militantes porque en nuestro partido también sucedió algo similar. En momentos como estos tenemos que tratar de acompañar lo más posible. Para salir de esta crisis es responsabilidad del Frente Amplio (FA) involucrarse y colaborar, sobre todo cuando yo en particular creo que deberíamos caminar a un solo partido.
—¿Le cree a Catalina Pérez?
—Creo que no es relevante que yo le crea o no a la diputada. Es la justicia quien tiene que resolver y determinar cuáles son las responsabilidades de cada uno de los involucrados.
—Uno de los discursos ancla del FA pasaba por no involucrarse en los mismos escándalos protagonizados por sus antecesores, pero ya es el segundo caso en dos años en que el FA se ve envuelto: Karina Oliva y Democracia Viva. ¿Cometieron un error al prometer hacer política de forma distinta?
—Yo creo que no. Creo que estábamos atravesando una coyuntura importante con muchos casos de corrupción en el país y creo que estaba bien condenarlos en ese momento, ahora y en el futuro, pero creo que no bastan las palabras: hay que hablar con hechos concretos. En ese sentido, está mal creer ser portador de una moral superior y creo que hay que dejar atrás esa creencia de que nosotros somos mejores que el resto porque esas cosas las tenemos que decir con nuestro ejercicio y no apuntando al resto. Evidentemente tropezamos con el discurso de la superioridad moral, pero ya sabemos que esto también puede suceder en nuestras filas. En ese sentido, a diferencia de otros partidos, hemos sido categóricos desde un principio castigando estos hechos, pero ahora hay que ir anticipándose para que estas cosas no sucedan.
—Dice que hay que dejar atrás la creencia de ser portadores de la moral superior, pero el ministro Giorgio Jackson señaló hace pocos días que en el caso Democracia Viva “no vamos a actuar de la misma forma que quienes nosotros mismos criticamos cuando ocurrieron estos episodios”.
—Creo que aquí no hay medias tintas, el estándar es uno solo: actuar bien es lo mínimo que nos piden. Se van a subir los estándares para que en el fondo nadie más abuse del trato directo con el Estado para asignarse recursos públicos. Ese es un ejemplo de elevar los estándares, pero en realidad, quienes nos dedicamos a la política, como cualquier otra actividad en la vida, sabemos que hay cosas que están mal y acá no hay un error ni tampoco hay desconocimiento, acá se actúo con mala fe y eso hay que condenarlo con fuerza, pero eso no significa que nosotros seamos moralmente superiores que el resto. Yo no me creo con una moral elevada.
—El Frente Amplio tuvo derrotas de grueso calado en el plebiscito del 4S y la elección de constituyentes del 7-M. ¿El caso de Democracia Viva, al golpear en la línea de flotación del FA, sepulta el proyecto?
—Nosotros sufrimos dos derrotas electorales, pero nuestro proyecto político sigue con vida. No es menor la cantidad de gente que nos ha respaldado electoralmente. La suma de los tres partido del FA son la segunda mayoría política en el país después de los republicanos. Las derrotas no solo se evalúan si ganaste o perdiste, sino que también en los resultados que obtuviste y no son malos para el FA (…). El conjunto de nuestras ideas siguen vigentes. En este Gobierno hemos tenido avances significativos que son parte de nuestro proyecto político: Aumento del sueldo mínimo, 40 horas, acuerdo de Escazú, son cuestiones profundamente importantes para nosotros. Entonces es un poco antojadizo ponerlo de esa forma. Creo que la política en sí tiene momentos y la forma en cómo nos ponemos de pie va a hablar mucho sobre el talante de nuestro proyecto político. Hay que tomarle el peso a lo que estamos viviendo, pero no ser fatalistas con nuestro futuro porque las dificultades uno tiene que superarlas. Creo que al FA le queda mucha vida.
—¿Cree que el Gobierno va a lograr salir de esta crisis?
—Primero aclarar que esta no es una crisis del Gobierno. Si bien había involucrado un funcionario, fue apartado oportunamente. Las acciones que está tomando el Gobierno permiten superar la crisis y creo que esto tiene que servir para tener una agenda para anticiparnos a hechos como este (…). Por otro lado, esto no es lo único que está sucediendo: hoy vemos al Gobierno enfrentando la emergencia por la situación climática y eso ha demostrado que sigue presente y no está decaído. Esto ha sido una crisis, pero no es algo que nos deja abatidos ni compromete nuestra agenda. Sí veo oportunismo de la derecha de ocupar esta crisis para poder golpearnos, pero sobre todo para no discutir sobre el pacto tributario. Mi llamado a la derecha, en particular a Chile Vamos, es que dejen de lado la pequeñez política y permitan que se pueda discutir en el Congreso. Sin duda ellos no están limpios de casos de corrupción, al contrario, han estado involucrados a fondo y creo que no han sido ni duros ni han tomado las acciones que nosotros mismos hemos tomado cuando ocurren este tipo de casos.
FUENTE EX-ANTE