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¿Más crujiente la marraqueta? Así funciona el cerebro de albos y azules al ganar un Superclásico

Las imágenes se lograron a través de un estudio en el que participaron 21 hinchas de Colo Colo y 21 de Universidad de Chile. Francisco Zamorano, biólogo del Departamento de Imágenes de la Clínica Alemana y quien encabezó la investigación, explicó los resultados a T13.cl.

“El té es más dulce y la marraqueta más crujiente”, dice la célebre frase del fútbol chileno que inmortalizó Luis “Zorro” Álamos a raíz de los éxitos deportivos del Colo Colo de 1973. Tal popularidad alcanzó en nuestro balompié que hoy incluso se le atribuye a los triunfos de la Selección Chilena.

Pero… ¿Qué tan real es esta frase? ¿Influye verdaderamente la victoria de su equipo en la mente de un hincha –como para “encontrar el té más dulce”– o sólo es parte de nuestro folclore futbolero?

Un estudio en el que participaron 21 hinchas de Colo Colo y 21 de Universidad de Chile zanjó estas interrogantes. Para eso utilizaron unas gafas que mostraban 30 minutos de goles entre ellos y entre otros equipos, mientras se les realizaba una resonancia magnética funcional para ver la actividad cerebral en cada gol.

“Lo que hicimos fue mostrarles goles, mientras adquiríamos imágenes del cerebro, es decir qué partes del cerebro se activaban mientras veían, por ejemplo, un hincha de Colo Colo veía que Rivarola les hacía un gol”, explica Francisco Zamorano a T13.cl, biólogo del Departamento de Imágenes de la Clínica Alemana y quien encabezó el estudio.

“Después ese mismo hincha veía que el ‘Chanchito’ Ramos de Iquique le hacía un gol a Colo Colo. Entonces para ese hincha de Colo Colo, el gol del ‘Chanchito’ Ramos no es igual que el de Rivarola. Emocionalmente es diferente”, detalla el especialista.

De esto se desprende que “cuando pierdes con el archirrival te duele mucho más que cuando pierdes con un equipo que no es el archirrival. Y eso es lo que nosotros hicimos en dos condiciones: una cuando le ganas al archirrival y otra cuando pierdes con el archirrival”, según plantea el biólogo acerca de la investigación.

Los resultados del estudio comprueban la célebre frase del “Zorro” Álamos. Es decir, las imágenes obtenidas prueban que de verdad el ganarle al archirrival genera mucha más felicidad. “Es la misma felicidad que teníamos todos los chilenos cuando le ganamos a Argentina el 2015 y el 2016”, expone Francisco Zamorano.

El estudio

En el caso de los hinchas que veían cómo le ganaban al archirrival, la Imagen 1 –las manchitas de color rojo y amarillo– muestra la activación principalmente del sistema estriado, o del sistema asociado a la recompensa, que tiene que ver con la dopamina. “Entonces esa actividad que tú ves ahí es el extra que te da ganarle al archirrival, o ves que le ganas al archirrival por sobre ganarle a alguien que tú no consideras un rival tuyo”, explica el especialista.

También se activa un componente atencional, que tiene que ver con que llama mucho más la atención ver a nuestro equipo o al clásico rival que ver a un jugador del que probablemente no se tenga mucho conocimiento. 

En definitiva, en la Imagen 1 se activa la red de atención, la red de empatía y la red de refuerzo o de gratificación.

Una segunda parte del estudio también exhibe qué pasa por la cabeza de un hincha cuando su equipo pierde con el archirrival (Imagen 2 y 3).

En la victoria frente a este clásico rival hay una sola emoción que es alegría. “En cambio, cuando pierdes con el archirrival hay dos. Una que es descontrol y por otro lado, que ésta es la que yo creo que es evolutivamente más nueva, (Imagen 2) que es una activación de lo que se llama la red de mentalización, que te permite o nos permite poder comprender estados mentales de un tercero, de otras personas. Por ejemplo, tú ves a alguien llorando en el Metro y diches: ‘chuta, algo le pasó’”.

Esta área del cerebro que tiene que ver con comprender los estados mentales del otro se activa mucho más mientras se es menos fanático.

Asimismo, la derrota ante el archirrival también arrojó que hay una parte que se desactiva (Imagen 3) “que es lo que comunica toda la información que viene del sistema límbico, que tiene que ver con la emoción, que en este caso son emociones negativas: es pena, es tristeza, es rabia, y lo comunica con la parte anterior del cerebro, la corteza frontal, que, sobre todo en la parte anterior, es la que comanda el comportamiento normativo. Es decir, a ti te enseñaron cómo portarte en el colegio y te enseñaron cómo portarte en tu casa”, expone el biólogo sobre la investigación.

“En el caso del fútbol, el comportamiento normativo ideal es ver el partido nada más y puedes alentar, puedes gritar y todo eso, pero no tirar piedras, no hacer destrozos. Entonces cuando esa región se apaga, todo lo que es el comportamiento normativo y todo lo que te enseñaron desde chico a cómo comportarte se desconecta de las emociones. Entonces ya nada controla tus emociones. Es como liberarse”, continúa.

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Esta arista de la investigación también ayuda a resolver, amparado por los datos científicos, qué pasaría por la cabeza de los hinchas más violentos en un estadio de fútbol.

“Si tú tienes pocos recursos cognitivos, porque uno mismo se da cuenta, pero te puedes dar más cuenta cuando tienes más recursos que te protegen. Es decir, tuviste una mejor infancia, creciste con menos miedos, creciste con más seguridad, más apoyo”, plantea el biólogo.

“La gente que crece en ambientes más vulnerables, que sufre durante la infancia, va a ser mucho más propensa a caer, y más si hay consumo de drogas también”, argumenta, apuntando a todo lo que inhiba el control cognitivo privará de determinar qué tan malo es tomar una piedra y lanzarla al árbitro.

Claramente el alcohol también juega un papel importantísimo en este escenario. “El alcohol es una especie de anestésico de la corteza cerebral. Anestesia la corteza cerebral, pero principalmente la región anterior, la parte frontal del cerebro. Entonces esa parte frontal del cerebro es lo que nosotros tenemos como seres humanos de diferencia con todo el resto de los animales, y es lo que nos permite generar estrategia, planificar, ser humanos en el fondo, inhibir nuestros instintos”, explica Francisco Zamorano.

“El instinto de ir a pelear, con esto lo puedo inhibir, pero qué pasa si esta parte está anestesiada”, plantea.

Destacar que este estudio considera una escala de fanatismo conocida como Football Supporter Fanaticism Scale (FSFS), la cual fue elaborada en Turquía para ver qué tan fanáticos eran.

La escala los divide en fanático, hincha o espectador. En el caso de este estudio, el puntaje fue más bajo y no se alcanzó un nivel tan alto de fanatismo, entendiendo este concepto como el entusiasmo desmedido por algo.

“Es una escala que va de 1 hasta 50 y tanto, entonces uno le asigna un puntaje de fanatismo a cada persona en base a un set de preguntas. Entonces lo que nosotros hicimos fue buscar cómo se correlacionaba el puntaje con la actividad cerebral en la derrota y vimos que mientras más fanático eres, más se desactiva la región esta que comunica la razón con la emoción”, es decir la persona es más propensa a caer en conductas de agresividad y generar conflicto, según explica el biólogo detrás del estudio.

En tanto, “mientras menos fanático eres, según esta escala, esto no significa que no quieras al club, significa que eres menos fanático (entendiendo el fanatismo como algo negativo). Mientras más buen hincha eres, más se activa esta red de mentalización, que tiene que ver con comprender el estado del otro, una forma de racionalizar el dolor y te quedas quieto, masticando la derrota, pero no entras en disputas”, cerró.

Fuente: T13

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