Durante su visita a la Región de Atacama, la candidata presidencial Evelyn Matthei presentó una propuesta para la construcción de una nueva cárcel de alta seguridad en el desierto, a 43 kilómetros de Copiapó, en el mismo terreno donde actualmente se proyecta la construcción del recinto penitenciario “El Arenal”.
La propuesta de Matthei busca crear una prisión con un sistema de aislamiento estricto, centrado exclusivamente en delincuentes de alta peligrosidad vinculados al crimen organizado, de la zona norte, con un régimen penitenciario inspirado en modelos internacionales como Italia y El Salvador.
La idea, según indicó, es aislar a los líderes criminales.
Cabe destacar que el proyecto “El Arenal” ya se encuentra en proceso de licitación y tiene previsto iniciar operación en 2030, con una inversión estatal cercana a los US$275 millones, que contempla 53 edificios, una superficie construida de 76.600 m² y capacidad para 2.160 personas privadas de libertad.
En tanto, la propuesta de Matthei no reemplaza el proyecto El Arenal, sino que plantea un segundo recinto, especializado, en el mismo terreno.
A diferencia del modelo tradicional, esta cárcel de alta seguridad estaría diseñada bajo criterios de construcción modular industrializada, con una ejecución acelerada tipo fast-track y foco en el aislamiento total de internos altamente peligrosos.
También se plantea una nueva categoría de gendarmes, con mejores sueldos, identidad protegida y exámenes regulares (como test de polígrafo y análisis capilar), aunque sin derecho a sindicalización.
Se espera que este recinto penitenciario pueda ser utilizado en tres años, con una población penal prácticamente sin visitas y bajo estricto control.
A pesar del enfoque en seguridad, la propuesta ha generado dudas en la comunidad de Copiapó y la región de Atacama, especialmente en torno a las implicancias de trasladar a delincuentes de alta peligrosidad a la zona.
Algunos sectores temen que esta medida pueda derivar en un mayor riesgo para la población local, además de atraer dinámicas criminales vinculadas al entorno carcelario, como la instalación de familiares o redes externas cerca del recinto.
Matthei respondió a estas inquietudes indicando que los internos no recibirán visitas regularmente y que se establecerán restricciones para el asentamiento de personas en los alrededores, esto con el objetivo de evitar que la cárcel se convierta en un nuevo polo urbano o social asociado al crimen.