Con sus memorables bandas sonoras, ha escrito la historia del cine. El premio Oscar Ennio Morricone ha fallecido esta noche, a los 91 años, en una clínica romana, a consecuencia de una caída en la que se había roto el fémur. La familia ha anunciado en una nota que el funeral se llevará a cabo en forma privada, para cumplir «con el sentimiento de humildad que siempre ha inspirado los actos de su existencia». Destaca la familia que el maestro «ha conservado hasta el último momento la lucidez y gran dignidad. Saludó a su amada esposa María, quien lo acompañó con dedicación en cada momento de su vida humana y profesional y estuvo cerca de él hasta el último aliento; agradeció a sus hijos y nietos por el amor y la atención que le dedicaron. Un recuerdo emocionado ha tenido para su público, de cuyo afectuoso apoyo siempre ha extraído la fuerza de su creatividad», concluye la nota de la familia.
Ennio Morricone (Roma, 10 noviembre 1928), al que se le concedió el 5 de junio el Premio princesa de Asturias de las Artes, era una leyenda y se le aclamó como el más grande compositor italiano de música para películas. Ennio Morricone dedicó toda su vida al trabajo, hasta el fatal accidente de su caída, y a su familia. Siempre decía que se sentía enamorado de su mujer, después de 63 años de matrimonio y cuatro hijos: «Es ella lo más precioso que hay en mi vida».
Seguía componiendo para su amigo el cineasta Tornatore y había prometido acudir a recoger a el Premio Princesa de Asturias, según declaró a ABC. «Soy un compositor como tantos otros, algunas cosas me fueron bien y otras menos bien».
Como refleja el comunicado de la familia tras su fallecimiento, el maestro era todo sencillez y no daba importancia a ser uno de los compositores más prolíficos durante 70 años de una carrera prodigiosa: Realizó más de 500 bandas sonoras, entre cine y televisión, y vendió 70 millones de discos en todo el mundo.
También ha sido uno de los compositores más «polígamos», pues trabajó con numerosos directores, incluyendo a Sergio Leone su amigo de infancia con el que formó una pareja indisoluble también en el cine, Bernardo Bertolucci («Novecento»), Brian De Palma («Los intocables de Eliot Ness»), Terrence Malik («Días del cielo»), Roland Joffé («La Misión») o Giuseppe Tornatore («Cinema Paradiso”).
Atrás quedan dos Oscar, uno a la carrera (2006) y otro a la mejor banda sonora por la cinta «Los odiosos ocho» (2016) de Quentin Tarantino; tres Grammy, cuatro Globos de Oro y un León de oro a la carrera, entre otros muchos premios. En el recuerdo de varias generaciones están bandas sonoras inolvidables desde «Érase una vez en el Oeste» a «La Misión».
Cuando al maestro se le preguntaba por su composición favorita, rechaza dar un título, precisando que tampoco un padre tiene un hijo preferido. Seguramente es también difícil para sus admiradores la elección de las mejores bandas sonoras que compuso para los Western de Sergio Leone: «¡Agáchate maldito!» (1971) fue una obra ambiciosa para ambos, y los temas más populares fueron los de la llamada «Trilogía del dólar», que giró alrededor de Clint Eastwood: «El bueno, el feo y el malo» (1966), probablemente la más célebre de Morricone; «Por un puñado de dólares» (1964), y «La muerte tenía un precio» (1965).
Objeto de culto musical
Su música se ha hecho tan popular que muchos músicos de varias generaciones le han declarado públicamente su estima. «Me divierte saber que soy objeto de un cierto culto musical; lo digo sin ninguna vanidad», confesaba Morricone.
En la vida de éxitos del maestro había un lamento: «No haber trabajado con Stanley Kubrick para “La naranja mecánica” (1971). Estábamos de acuerdo incluso sobre la compensación económica: 15 millones de liras (millón y medio de pesetas), poco dinero para una producción de ese nivel. El proyectó se esfumó con una llamada de Leone, explicándole que yo estaba aún trabajando con “¡Agáchate maldito!».
El maestro que nos ha regalado algunas de las más bellas bandas sonoras de la historia del cine continuaba levantándose antes del alba: «En el pasado me despertaba a las 4, ahora soy más perezoso y me levanto a las cuatro y media», decía. Trabajador infalible, solía subrayar que la inspiración no existe, sino que la creación artística y el genio son fruto del esfuerzo, la disciplina y el orden. Morricone continuaba recibiendo propuestas para películas: «Las dos últimas llamadas llegaron de Estados Unidos. He dicho basta al cine, con la excepción de Tornatore». Morricone tenía con el director italiano una relación que duraba más de 26 años, desde «Cinema Paradiso». Publicaron el libro «Ennio. Un maestro», fruto de la conversación sobre su trabajo.
La trompeta, su instrumento preferido
Morricone contaba algunos secretos en ese libro. Por ejemplo, su instrumento preferido era la trompeta, quizás porque le recordaba el periodo en que, con su padre, que fue trompetista, la tocaba en los locales romanos para las tropas norteamericanas, inmediatamente después de la II Guerra Mundial. Le pagaban con comida y tabaco que él vendía en la calle por poco dinero, llevando a casa lo que recogía. Una vida de origen humilde, que el maestro siempre evocó con orgullo.
El maestro se confesaba creyente: «La relación de mi música con la espiritualidad es natural. Creo en una entidad superior».
Entrevista a ABC
El día que le concedieron el Premio Princesa de Asturias concedió una entrevista a ABC: «Estoy muy feliz, naturalmente. Me siento sorprendido y muy muy emocionado. Por supuesto, iré a España en octubre a recoger el galardón”, comenta Ennio Morricone a ABC, cuando lo llamamos al poco de recibir la noticia de la concesión del premio Princesa de Asturias de las Artes 2020, compartido con el compositor John Williams.
Fuente: ABC