Paula Valverde, directora, emprendedora Endeavor y gerenta general de Grupo
Durante 2020 vimos cómo algunos de los países que mejor lucharon contra la pandemia del Covid-19 eran aquellos liderados por mujeres: los trabajos de Jacinda Ardern, en Nueva Zelanda; Angela Merkel, en Alemania; Sanna Marin, en Finlandia, o Katrín Jakobsdóttir, en Islandia, fueron ejemplares al momento de hacer frente a la crisis sanitaria en sus primeros días, pero también fueron liderazgos cercanos y empáticos.
Muchos se preguntaron sobre la razón de los increíbles resultados de estas naciones: ¿es solo el hecho de ser liderado por una mujer lo que empuja al éxito a un país? Personalmente no creo que sea así. Pero, sí sabemos que mujeres que alcanzan las grandes ligas del poder se han preparado mucho para ello y esto, a largo plazo, les juega a su favor.
¿Y cómo se han preparado? Creo que la respuesta es que, tanto en el mundo político como en el privado, estas mujeres han enfrentado difíciles desafíos que las han llevado a desarrollar habilidades de forma extraordinaria, como la flexibilidad, la empatía, la fortaleza, el diálogo y la resiliencia. Con ello, han logrado que sus estrategias sean más exitosas que otras y por tanto, con un gran impacto en sus comunidades. Lograron no solo destacables estrategias de contención del virus, sino también inspirar a las próximas generaciones, eliminando estereotipos y mostrando que las mujeres sí cuentan con las habilidades necesarias para un liderazgo excepcional, y que éste no depende de un género exclusivo.
Sin embargo, no podemos olvidar que esta crisis también golpeó con fuerza a las mujeres en todo el mundo e hizo más evidente nuestra condición de vulnerabilidad en aspectos como la inequidad salarial, la precariedad laboral y el desequilibrio en las tareas del cuidado. Diversos estudios han revelado cómo esta pandemia hizo que la sociedad retrocediera decenios en lo que habíamos logrado en materia de equidad.
Pero, si hay algo que las mujeres conocemos muy bien es la resiliencia y la enorme capacidad para luchar a pesar de los obstáculos que se nos presenten. Son estas desigualdades las que deben seguir motivándonos a seguir movilizándonos. Por esta razón es que ONU Mujeres anunció, hace meses, que el tema para la conmemoración del Día de la Mujer en 2021 será: “Mujeres líderes: Por un futuro igualitario en el mundo del Covid-19”. Sin duda es un título muy acertado, ya que precisamente ahí es donde debe estar puesto nuestro esfuerzo: convertir esta pandemia en una oportunidad para comenzar a construir un mundo más equitativo y con más liderazgos femeninos.
¡Qué bien le hace a nuestra sociedad contar con liderazgos diversificados! A días del 8 de marzo hago un llamado a gobiernos y tomadores de decisión a incluir perspectivas de género en las políticas públicas ya que sólo así podremos aspirar a una participación más equitativa de las mujeres en la sociedad. Pero el llamado más importante que quiero hacer es a nosotras mismas, las mujeres. Las invito a no bajar los brazos, a seguir atreviéndonos a ir por más, a continuar modelando un estilo único de liderazgo, ese cargado de habilidades propias de nuestro género.
Sigamos capacitándonos y vinculándonos con el mundo del trabajo, emprendiendo y logrando objetivos en pos de nuestra sociedad y, sobre todo, preparando el pavimento a las líderes que vienen después de nosotras.
Creo que vamos por buen camino.