Por Francia Rivera Droguett, académica Facultad de Enfermería, UNAB Sede Viña del Mar.
El agua es un elemento fundamental en toda forma de vida, y como tal también lo es para el ser humano.
Nuestra composición corporal es en gran parte agua, si consideramos que constituye entre un 50 y un 60% del peso total de un adulto joven y sano.
EL agua, es relevante en todos los procesos celulares, por lo que es imprescindible mantener un equilibrio entre la ingesta, el gasto y su eliminación. Para ello contamos con múltiples mecanismos reguladores como la eliminación a través de la orina, sudor, respiración y la sensación de sed cuando la ingesta es menor a lo requerido.
Para asegurarnos de encontrarnos bien hidratados, debemos considerar dentro de las recomendaciones, la ingesta de entre 6 y 8 vasos de agua al día como promedio en un adulto, sin considerar la ingesta de otro tipo de líquidos.
Además, debemos contemplar que esta ingesta debe ser mayor en caso de que realicemos alguna actividad deportiva, o la temperatura ambiental sea elevada, pues perderemos más líquido a través del sudor.
También la ingesta hídrica debe ser mayor en caso de encontrarnos con enfermedades gastrointestinales que provoquen vómitos o diarrea, pues en este caso también la pérdida de agua es más elevada. En estos episodios, se debe evaluar la hidratación de la persona, sobre todo en niños y adultos mayores, observando las mucosas que en caso de deshidratación estarán secas, llanto sin lágrimas, y ojos hundidos.
Si la persona se encuentra con alguna enfermedad de tipo respiratoria, también la pérdida de líquidos aumenta a través de espiración que puede ser mayor debido a las dificultades que se puedan presentar para oxigenarnos, por lo que también la ingesta de agua es importante a fin de mantener las mucosas y vías respiratorias hidratadas.
Por último, es importante destacar que hay algunos líquidos de uso muy común que promueven la eliminación de líquidos a través de la orina como por ejemplo el café y el té, por lo que es necesario observar la cantidad de líquidos que tomamos a fin de evitar una eliminación en exceso pues actúan como diuréticos.