Por Raúl Sued, Cardiólogo, Nueva Clínica Cordillera
En estos días en que se conmemora la lucha de las mujeres por su participación en la sociedad, además de su desarrollo íntegro como personas, es necesario poner el acento también en su salud y bienestar.
Y hacer un llamado de atención. Las enfermedades cardiovasculares (ECV) están entre las primeras causas de muerte en mujeres en Chile, especialmente en la postmenopausia. Según datos del Ministerio de Salud de 2021, las ECV fueron responsables del 27,9% de los fallecimientos femeninos en el país, superando a los producidos por el cáncer de mama.
Existen diferentes razones para aquello. Una de ellas es que las mujeres, como pilar de su entorno, suelen postergar sus propios problemas de salud para atender los de su familia, lo que puede retrasar la detección temprana, el diagnóstico y el tratamiento de males que pueden comprometer su bienestar e incluso, su existencia.
También, la población femenina suele enfrentar una carga mayor de estrés debido a sus responsabilidades familiares y laborales. Y no es para tomarlo a la ligera: el estrés crónico es un factor de riesgo muy relevante para las enfermedades cardiovasculares.
Incluso, en la última década se ha detectado la enfermedad de TakoTsubo, también conocida como miocardiopatía por estrés o mal del corazón roto. Afecta casi principalmente a las mujeres y en ella se ve que las penas o grandes alegrías pueden provocar infartos en coronarias normales.
Las ECV son dolencias graves, pero pueden prevenirse en gran medida adoptando un estilo de vida saludable y realizando controles médicos regulares, especialmente después de la menopausia.
Este es entonces, un llamado a la consciencia y a la acción, a que se protejan, se quieran y no se posterguen. El corazón de la mujer chilena es demasiado valioso para no cuidarlo.