Por Luis Martínez, Académico escuela de Gobierno, U.Central
Difícil sería decir que nos sorprendimos con la pre candidatura presidencial del alcalde de la Florida, Rodolfo Carter. Saliente y mediático alcalde de una de las comunas más importantes en número de electores del país.
Acá lo importante es relevar la oportunidad que permite el ejercicio democrático en los procesos que se nos avecinan el 2025 (presidencial y parlamentarias). Primero, los partidos deben definir su estrategia de alianzas y, segundo, definir sus candidaturas por los mecanismos participativos electorales (primarias). Por tanto, la declaración del alcalde Carter entra justamente en un momento de atención mediática por el resultado electoral de las primarias municipales y en línea con ello, obliga a la otra precandidata, también alcaldesa de Providencia a referirse a esta “nueva” opción.
Los resultados de una primaria presidencial en 2025 en el bloque de Chile Vamos, creo que salvo un triunfo arrollador de uno/a sobre otro/a, dejaría en buen pie al/a perdedor/a para una candidatura parlamentaria. Visto en perspectiva político-futurista, es siempre un “buen negocio” electoral.
Que el alcalde Carter tiene ganas, no sólo se nota, sino que lo hace ver y ha estado trabajando en ello hace un buen tiempo. Por cierto, esto no es negativo, es parte del juego democrático y de las oportunidades que se generan cuando se ostenta un cargo político, aunque sea comunal, está en una posición de privilegio político y lo aprovecha.
Ahora, a pesar de las cuentas y porcentajes de participación electoral en las recientes primarias, lo importante es reconocer que el electorado en procesos electorales municipales no siempre está alineado al proceso electoral presidencial y, con ello, las expectativas de una y otra son muy distintas.
No basta con ser un buen gestor municipal, no basta con ser reconocido en la televisión, no basta con ser polémico en los medios de comunicación. Entonces ¿Qué esperamos de un buen candidato? No quiero ahondar en mis respuestas personales, sino abrir un debate interno, muy íntimo para perfilar a esa figura que me convenza e iniciar una cruzada en su campaña, levantarme y votar por él o por ella.
Sin duda, queda tiempo aún para ello y para superar el escaso 3% que marca hoy en las encuestas. El “Yo, candidato” no finaliza en una primaria presidencial.