A través de una carta al director a El Mercurio, Cristián Steffens Gálmez denunció que su hijo fue secuestrado por un chofer de la aplicación Uber.
De acuerdo con el relato del hombre, la víctima solicitó un auto luego de participar en una fiesta en un centro de eventos ubicado en Ciudad Empresarial.
A los pocos minutos de andar, un sujeto -cómplice del conductor- se subió al móvil, lo agredió y le robó sus pertenencias.
Aproximadamente una hora más tarde, lo abandonaron en Lampa, a unos 30 kilómetros de donde había subido al auto.
Tras una larga caminata su hijo logró llegar a una instalación donde obtuvo ayuda de un guardia. Este llamó a Seguridad Ciudadana y pudo ser llevado a una comisaría.
Tras el hecho, Steffens afirmó que se pusieron en contacto con Uber, pero solo recibieron lamentos. Con todo, pidió que se tome “conciencia del riesgo implícito al subirse” a un auto de dicha aplicación.
Carta completa
El domingo 5 recién pasado, uno de mis hijos participó en una fiesta en un centro de eventos ubicado en Ciudad Empresarial. A eso de las 22:30 solicitó un Uber para volver a casa. A la brevedad un auto que correspondía en marca, modelo, patente y conductor a los señalado por la app llegó a recogerlo. Una vez identificado el auto y chofer indicado por la aplicación, al subirse este le solicita que se cambie al asiento trasero, a lo que mi hijo accedió sin pensar en el porqué de la solicitud.
A los pocos metros de iniciado el viaje, el auto se detiene y se sube otra persona al asiento de atrás, cómplice del chofer, y comienza a golpear y a insultar violentamente a mi hijo. Le quita el celular, reloj, billetera y lo obligan a recostarse mirando el suelo del auto. Le solicitan las claves del celular y cancelan el viaje en la aplicación para que parezca que nunca se produjo, cargando el sistema el respectivo cargo por cancelación de $1100 en la tarjeta.
El auto parte a gran velocidad y circulan aproximadamente una hora con mi hijo secuestrado en el interior, este último pidiéndoles que por favor lo bajaran, pues ya les había entregado todo lo que tenía, incluyendo claves del celular y de Apple.
Pasado ese tiempo de terror, incertidumbre y angustia, gracias a Dios, repentina e inexplicablemente lo abandonan en un lugar oscuro y solitario en la comuna de Lampa, a unos 30 kilómetros de donde abordó el auto. Luego de una caminata sin rumbo y aterrado, mi hijo llega a una instalación donde gracias a un guardia que llamó a Seguridad Ciudadana, es llevado a la comisaría de Lampa, donde luego fui a buscarlo.
Hasta este domingo Uber parecía como una buena y confiable solución ya que ingenuamente al menos yo suponía que la compañía filtraba y evaluaba a sus socios conductores tal y como se lo exige la Ley N° 21.533 que regula estas aplicaciones.
Gran error, si no ¿cómo se explica que un delincuente sea conductor habilitado por Uber? ¿Qué pretendían este par de delincuentes si a los pocos minutos tenían todas sus pertenencias? ¿Querían secuestrarlo y algo falló? Me aterra solo pensarlo.
¿Quién responde por este delito? Uber se limitó, luego de que expusiéramos la situación a través de la aplicación, a llamar solo para “pedir disculpas”, “lamentar la situación” y resaltar que el hecho “no había pasado a mayores”. Hasta la fecha no hemos recibido ningún llamado de alguien responsable.
Me pregunto, cuando pido un Uber, ¿a quién estoy contratando? ¿Cómo una organización creada para el transporte de pasajeros puede desligarse de forma tan descarada de una situación tan grave? ¿Qué pasa si la historia termina con un final fatal? ¿Cómo podremos confiar en que tanto nosotros como nuestros hijos utilicen un sistema como Uber, que al parecer es solo eso, un sistema sin responsabilidad alguna sobre el servicio prestado?
¿Se imagina el lector a su hijo o hija abandonada a medianoche en un lugar desconocido y alejado, sin tener cómo comunicarse? ¿En manos de quién podría haber caído nuevamente?
Pido que por favor se tome conciencia del riesgo implícito al subirse a un Uber, y contárselo a los hijos y sus amigos, de manera que si quieren usar Uber, lo hagan con total conocimiento de lo que están contratando.
Cristián Steffens Gálmez.
Fuente: Emol.com