Jaime Alonso Barrientos, Vicerrector Regional UCEN Región de Coquimbo
Orieta Collao Mierzejerosky, Directora Regional de Comunicaciones
Seguramente muchas veces nos hemos preguntadosobre el balance que quedará del período de emergencia sanitaria. ELCovid 19, con sus millones de muertos, las sucesivas olas que recorren el mundo y el surgimiento de nuevas cepas, ha abierto espacios de reflexión en los más variados ámbitos. Y ha dejado en claro el relevante papel de la ciencia y el conocimiento para el presente y futuro de la Humanidad.
Hoy las esperanzas están en las vacunas –que en distintas fórmulas ya han empezado a aplicarse en diferentes países – y en las posibilidades que se abren para enfrentar la pandemia. En Chile, la prioridad será llegar con ella a los grupos de mayor riesgo. El Ministro de Salud ha indicado que se logró el acuerdo con un laboratorio para la compra de 5 millones de dosis, las que permitirían inocular a 2,5 millones de personas en el primer trimestre del 2021.
Los aceleradosavances logrados en ese ámbito son un claro ejemplo de la importancia que tiene la generación de nuevo conocimiento y el desarrollo tecnológico para la investigación científica. Incluso refuerza esa noción de adaptación a las nuevas contingencias, la respuesta a los requerimientos crecientes de conectividad y de uso de plataformas remotas para el conocimiento, a lo que nos obligó la cuarentena.
Tenemos un escenario que nos indica que, a nivel global, seguirán ocurriendo crisis sanitarias y otras de índole ambiental y ligadas al cambio climático, la creciente contaminación y el daño a la biodiversidad, para las cuales debiéramos estar preparados. En ese plano, desde una perspectiva nacional y regional, se releva nuevamente el rol que nos cabe a las universidades para consolidar los procesos de generación del saber, tan necesarios para asegurar el bienestar de nuestras comunidades y su estabilidad en el tiempo.
Observar la coyuntura nos da señales sobre los ámbitos, en los cuales es necesario profundizar nuestro quehacer para, por una parte, ser capaces de identificar áreas prioritarias para la producción científica, sin olvidar aquellos aspectos relativos a la ciencia, que también constituyen un valioso aporte que puede sentar las bases de un avance futuro y sus prioridades.
En ese marco se hace cada vez más imprescindible el complemento multidisciplinar para potenciar resultados e impactos, dejando atrás la mirada monolítica, impulsando que áreas con alto desarrollo investigativo compartan métodos, sistemas, experiencias. Ello implica la conformación de redes con actores del mundo público y privado, con vínculos intra e interdisciplinares y con voluntad para construir y difundir el conocimiento científico.