Fue el miércoles 6 de noviembre. Durante las primeras horas de la tarde y mientras se desarrollaban manifestaciones en distintos puntos del país, un grupo de personas terminó en la calle Suecia, frente a la antigua casona blanca que funciona hace años como sede principal de la UDI.
Los disturbios que ocurrían en la calle traspasaron la reja delantera del recinto cuando quienes estaban en el lugar la botaron. Rompieron vidrios, sacaron mobiliario, hicieron barricadas en la calle y destruyeron desde computadores hasta cuadros que estaban en el interior.
El edificio, eso sí, estaba vacío. Tampoco había gente dentro de la sede del Partido Socialista en Valdivia cuando el fuego consumió por completo la casa. Fue la madrugada del 17 de noviembre. Días antes, las manifestaciones habían terminado en la ciudad con el saqueo de una iglesia y las oficinas del PS y la DC.
Luego, el 24, fue el diputado Gabriel Boric (CS) el que denunció un ataque incendiario en su sede parlamentaria en Punta Arenas, conocida como “La Idea” y que funcionaba también como preuniversitario y espacio comunitario.
“No se encontraba nadie en el momento, porque quienes trataron de quemar nuestra sede lo hicieron en la cobardía del anonimato y la noche; sin embargo, quiero también ser claro en que no nos van a amedrentar”, dijo el parlamentario en redes sociales.
Y es que las sedes partidarias se han convertido en un punto vulnerable en medio de los disturbios que suceden a las manifestaciones. Otras han sido amenazadas, otras han reportado robos. En medio de una crisis social que ha emplazado a la institucionalidad política, la infraestructura que la identifica ha sido un blanco.
¿Cómo enfrentan los partidos políticos este escenario?
Televigilancia y reforzar perímetros
“En una democracia, hay que entender que existen personas que podemos pensar legítimamente diferente y eso no significa que la violencia se pueda justificar”, dice a Emol el secretario general de la UDI, Jorge Fuentes, y recalca que condenan fuertemente los ataques que han recibido.
Producto de los hechos, admite que han “redoblado las medidas de seguridad” en la sede central. En regiones, cuenta, no tienen oficinas más que las sedes parlamentarias, por las que cada diputado o senador debe velar. Lo que sí han hecho es reducir los horarios de funcionamiento, principalmente pensando en los funcionarios.
“Pero yo te diría que, más que por seguridad ante las amenazas o los ataques, mucho del día a día ha cambiado porque la ciudad cambia minuto a minuto, y los horarios de la locomoción pública te hacen irte más temprano, cambiar tu agenda normal”, explica. “No estamos en general en un estado de normalidad, pero sí es cierto que hemos tomado algunas medidas distintas a las que regían el 17 de octubre”.
Entre ellas, detalla, está el reforzamiento de los perímetros de la sede, como la reja central, y la entrada a las oficinas, a lo que se suma el trabajo que realiza personal de seguridad, que siempre ha existido. Adicionalmente, han invertido en televigilancia y cámaras de seguridad.
El diputado de RN, Diego Schalper, comenta respecto a la situación que “evidentemente no estamos entendiendo la profundidad de la violencia” y recalca la importancia de “no seguir” con “condenas de cartón, que no pasan más allá de un tuit o una publicación en Facebook”. Para él, es importante tener herramientas para combatir la amenaza de violencia.
No “enfrentarse a los manifestantes”
El escenario es, para el diputado RD Pablo Vidal, no es alentador. “Es una muy mala noticia saber que todos los partidos políticos hoy día están bajo amenaza de ataques violentos”, asegura a Emol. “Todos los sectores políticos somos responsables de buscar soluciones a la crisis que hoy día enfrenta nuestro país para que se acabe esta violencia política que atenta directamente contra la democracia”, dice.
Sin embargo, para las autoridades del PS lo ocurrido en Valdivia no fue directamente un ataque político, o al menos no les consta. “La sede está en el lugar mismo donde se hacen las manifestaciones y las barricadas, porque es muy céntrica”, dice a Emol el secretario general del partido, Andrés Santander. “Nosotros no hemos percibido que alguien, hasta el día de hoy, haya fijado nuestras sedes como un objetivo. Para nosotros, lo de Valdivia no tuvo que ver tanto con que hubiera habido alguna cosa específica dirigida a la sede en particular”.
Destaca, además, que “no hubo daño a ninguna persona”. “Por tanto, no quisimos hacer mayor difusión de lo que ocurrió, porque es un daño material, pero los materiales no son lo más importante”, asegura. “Generar gente que cuide la sede implica enfrentarse con los manifestantes, y nosotros no vamos a entrar en esa lógica, por lo tanto hemos estado actuando con normalidad”.
Lo que sí han implementado son los horarios restringidos, pero “no por una decisión estratégica, sino porque todo termina antes”. “En la política, en general, hay mucha reunión que se hace después del horario de trabajo, pero como hoy día nada de eso ocurre, en la práctica estamos cerrando no más allá de las seis de la tarde”, señala.
“Además, la gente necesita irse más temprano porque el Metro cierra antes, pero si me preguntas si fue una medida para proteger la sede, no fue pensada por eso, aunque a lo mejor sí sirve”, reflexiona. Tampoco se muestran muy preocupados, porque cree que el riesgo se relaciona también con la ubicación de las oficinas. “Tenemos pocas sedes ubicadas en lugares céntricos”, comenta.
Dejar los rayados y no usar la imagen del partido
En el PPD, por otro lado, los horarios también se han visto modificados: si antes mantenían sus puertas abiertas hasta las 9 de la noche, hoy están cerrando al menos dos horas antes. “Pero no hemos tapizado el frontis ni ninguna de esas cosas”, cuenta el secretario general del partido, Sebastián Vergara.
“Nuestra mayor precaución ha sido no intentar, bajo ningún punto, usar la imagen del partido para aprovecharse de las marchas. Eso ha sido importante para nosotros: en ningún caso hemos ido a marchar con banderas ni con los símbolos del partido. Hemos instado a que nuestros militantes vayan más bien con las banderas de las demandas”, comenta.
También cuenta que no han recibido amenazas, aunque sí les han rayado la fachada de la sede. “Nos han escrito consignas de la demanda social y nos han pegado papeles de la Brigada Chacón, pero hemos decidido dejarlas, porque estamos de acuerdo con las demandas”, cuenta.
“Mientras no sean ofensivas ni llamen al odio, nosotros no tenemos ningún drama en que sean parte de la fachada de nuestra casa. Las que están ahora dicen ‘pensiones dignas’, ‘nueva Constitución’, ‘que cambie todo’. Obviamente las dejamos”, añade.
En términos de logística, en tanto, han tenido conversaciones con los funcionarios y han refrescado los protocolos de evacuación interna en caso de algún ataque incendiario. “La instrucción es que no pongan en riesgo su vida y que, ante el menor riesgo, se vayan inmediatamente y resguarden su integridad”, concluye.
EMOL FUENTE