La pandemia no ha dado tregua a la región de Atacama, donde en estas semanas se han sumado más casos, llegando al momento de la redacción de esta nota a 152 casos confirmados.
A lo anterior, se suman además la incertidumbre de los índices de productividad y los de cesantía, que han obligado los municipios a redoblar esfuerzos en las ayudas sociales, pensando principalmente en los adultos mayores.
Uno de los efectos colaterales que ha tenido Atacama en esta emergencia sanitaria es la suspensión de todos los vuelos de las compañías aéreas, lo que se da en un contexto nacional e internacional de la detención de muchos de los servicios, de manera masiva.
Como ejemplo de lo anterior, las autoridades de Gobierno han informado que el aeropuerto más importante de Chile, (Arturo Merino Benítez) solo se están realizando el 6% de los vuelos, donde en 2019 se llegaron a registrar 13.592 vuelo al mes y hoy, en abril solo se efectuaron 769.
A nivel regional, dos aeródromos están sin vuelos por disposiciones de la autoridad sanitaria: Mocopulli, de Castro y Cañal Bajo, de Osorno. Mientras en Rapa Nui, el terminal aéreo sólo está disponible para el transporte de carga y se realizaron algunos vuelos para personas que retornaban a sus casas.
En Atacama, la región está sin vuelos, esto tras la determinación de las compañías aéreas nacionales de detener sus operaciones dada la baja demanda. Una situación similar está viviendo Valdivia. Pese a lo anterior, es importante indicar que el Aeródromo Desierto de Atacama se mantiene 100% operativo, en todos sus controles.
Por último, desde el Gobierno se destacó que “la importancia de contar con una red aeroportuaria en óptimas condiciones de operación para atender la emergencia, para recibir operaciones de carga que aseguren el abastecimiento de la población, la recepción de insumos médicos, los vuelos humanitarios de repatriación, traslados aeromédicos y asegurar la conectividad interregional”.