Un lamentable hecho enlutó el lunes a Carabineros. Dos funcionarios policiales murieron en un accidente de tránsito provocado por un conductor que se encontraba en estado de ebriedad, quien también perdió la vida.
La semana pasada -entre otros sucesos de la misma índole- un hombre, que viajaba con su esposa e hija en un auto que trabaja para una aplicación, falleció tras ser impactado por otro móvil cuyo chofer estaba bajo la influencia del alcohol.
ncluso, dentro de los últimos días, se conoció que la figura pública Pablo Mackenna -no por primera vez-, fue detenido por chocar bajo las mismas circunstancias. El presentador de televisión estuvo en prisión preventiva, pero a inicios de este mes se le cambió la medida cautelar y quedó con arresto domiciliario en una clínica donde se someterá a tratamiento de rehabilitación.
Estos hechos, considerando además que se está ad portas de Fiestas Patrias y muchos expertos lamentan que se instala la “obligación social” de celebrar sin moderación, provoca preocupación en algunos actores, por lo que entendidos en el tema hicieron propuestas para evitar este tipo de situaciones.
¿Cambia el comportamiento para el 18?
Camila Oda, académica del Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad de O’Higgins (UOH) y doctora en Psicología Clínica y de la Salud, comenta que las Fiestas Patrias suelen ser una fecha muy esperada en el país, con múltiples actividades sociales, y como acostumbran concentrarse en unos pocos días, “se observan cambios comportamentales significativos durante el intertanto“.
Por ejemplo, según precisó “se observan cambios a nivel alimentario en los horarios cotidianos de las personas. Muchas veces se reducen o modifican los horas de sueño, se intensifican los traslados dentro y fuera de las ciudades, hay más gente circulando por las calles y, como ya se sabe, también se frecuenta incrementar el consumo de bebidas alcohólicas“.
“Estos cambios per se, no tienen por qué ser vistos como negativos, especialmente porque son por un tiempo acotado”, aseguró. No obstante, dijo que “el problema es que al combinar todos los cambios anteriormente dichos, se generan situaciones de mayor riesgo, pues aunque en nuestro país existe una normativa de tolerancia cero al conducir, esto muchas veces no se respeta, ya sea porque se cree que se ha consumido poco, que no afectará los reflejos o que como se ha combinado con consumo de alimentos, no hay afectación por el alcohol”.
Sin embargo, puntualizó que “estas percepciones de bajo riesgo, suelen ser distorsiones cognitivas o mecanismos de autoengaño para justificar decisiones como el salir en vehículo pese a haber bebido“, agregó.
Asimismo, aseguró que el alcohol suele bajar la percepción de riesgo y control de impulsos, lo que puede llevar a emprender acciones que en lo cotidiano no se realizarían.
Con todo, afirmó que “por supuesto veo con preocupación lo que está ocurriendo (…) y a medida que se acerca el 18, se ve con más frecuencia, pues pareciera ser que existe la obligación social de celebrar Fiestas Patrias sin moderación, lo cual, entre otras cosas, implica incrementar el consumo de alcohol sin tomar los resguardos necesarios“.
Una apreciación similar mostró Emilio Moyano, académico de la Facultad de Psicología de la Universidad de Talca, ya que según manifestó, “los últimos cuatro años han mostrado que hay una cifra más o menos pareja de accidentes durante el mes de septiembre”.
Si bien acotó que el noveno mes del año “no es particularmente alto en infracción en siniestros de tránsito y mortalidad, y es más bien de octubre a enero que eso se produce en Chile, las Fiestas Patrias y especialmente este año que es con un 18 largo -en el sentido de que se prolonga hasta el martes-, el riesgo es incrementado. Hay un aumento en la exposición de los conductores, peatones y acompañantes“.
“Uno puede mirarlo con preocupación. En los últimos cuatro años han muerto alrededor de 130 personas por accidentes de tránsito en estas fechas. Uno podría decir que la cifra va a mantenerse más o menos igual o va a aumentar, porque el país sigue siendo anómico, es decir que no se respeta mucho la norma, y en este campo tampoco, ya que la legislación por conducir bajo la influencia de alcohol es particularmente poco intensa, y eso hace que la justicia vaya en contra de un principio de control de la conducta, propio de la ciencia psicológica. Para que el castigo tenga efecto, tiene que ser de alta intensidad”, sentenció.
Cifras de Carabineros
Según cifras entregadas por Carabineros, la segunda causa de siniestros en el tránsito en 2022 fue la de conducción en estado de ebriedad (de un total de 10). Y, ese móvil, se encuentra en cuarto lugar en la lista de causas “probables” de siniestros con fallecidos, durante el mismo año.
La mayoría de los participantes en este tipo de accidentes -y que estuvieron bajo la influencia del alcohol- son los conductores (se registraron 1.151 el año pasado), seguido por los pasajero (205) y los peatones (71).
2.873detenidos hubo en 2022 por conducir en estado de ebriedad
Desde una mirada más amplia -considerando el período de 2019 a 2022- cabe mencionar que el manejo bajo la influencia del alcohol es la segunda causa “probable” de los siniestros en el tránsito y la cifra fue aumentando en el tiempo. Mientras en 2019 se reportaron 6.438 casos, en 2021 fueron 7.133 y en 2022 fueron 8133.
Respecto a las detenciones y denuncias, en 2019 hubo 3.755 y 1.298 respectivamente; en 2021 fueron 2.627 y 421; y en el año 2022 hubo 2.873 y 614.
¿Qué hacer? Ideas para el corto, mediano y largo plazo
Andrés Celedón, académico de la Universidad Autónoma y juez de Policía Local, aseveró que es “complejo” indicar qué medidas se pueden tomar, “toda vez que por más altas las sanciones que se puedan establecer, si una persona va a conducir, no obstante tener prohibición o limitación, lo realizará igualmente“.
Ahora bien, consideró que uno de los resguardos para evitar este tipo de hechos, puede ser “focalizar las fiscalizaciones en puntos más críticos, contar con sistemas de control de alcoholemia en recintos de gran afluencia de público de manera de evitar que alguien que ha consumido salga del local conduciendo, y sobre todo, hacer campañas preventivas de accidentabilidad. Pero creo que lo fundamental es la educación vial a nivel escolar. No existen hoy módulos o cursos sobre la materia que permita adquirir conciencia desde niño de esta problemática”.
Oda por su parte, puntualizó que “es necesario tomar medidas de corto, mediano y largo plazo para afrontar la conducción bajo los efectos del alcohol, porque como hemos visto, esto lamentablemente sucede durante todo el año“.
En ese sentido, sostuvo que hay que tener claro que la evidencia muestra que la información por sí sola no produce cambios. “Las personas saben que conducir bajo efectos del alcohol es riesgoso y, aún así, lo siguen haciendo. Por lo anterior, es necesario adoptar estrategias conductuales que complementen las campañas informativas, como por ejemplo, incrementar significativamente la fiscalización, no solo de conductores, sino también de a quienes se les está vendiendo alcohol, e incrementar las penas si se cometen estas conductas”, expuso.
El profesor Moyano también sintonizó con ello. En el corto plazo, advirtió que “no hay medida más efectiva que el control por parte de Carabineros y eso debería agudizarse en esta temporada: que hubiera más presencia policial, más controles y también mediante la tecnología como radares, etc.”.
En el largo plazo, expresó que “las campañas de prevención en los medios de masa son siempre bienvenidas y tienen un efecto que puede ser, eventualmente, inmediato si está bien focalizada y es de alta intensidad. También la educación como una medida permanente”.
Emol