Desde un cambio de gabinete hasta la configuración de un nuevo polo de figuras que estuvieron por el Rechazo son parte de las posibilidades tras el triunfo de cualquiera de las dos opciones.
La campaña por el Plebiscito de salida ha evidenciado fisuras en distintos partidos políticos, ha puesto a nuevos -y otros más viejos- actores sobre la palestra y ha llevado a jugadas arriesgadas a varios sectores, incluido el Gobierno, todo con tal de lograr el resultado deseado el 4 de septiembre.
Cómo se configurará el escenario político después de conocer el resultado de la elección es una intriga, pero los académicos y analistas ya advierten varias señales sobre su futuro.
Para el director ejecutivo del IES, Claudio Alvarado, hay al menos dos elementos que se mantendrán independiente del resultado. “Por de pronto, la necesidad de acuerdos políticamente transversales para enfrentar las principales demandas que hoy espera la ciudadanía. También, en cualquier escenario pero sobre todo si gana el Rechazo, se hará inevitable un cambio de gabinete y un diseño de gobierno más consciente de sus limitaciones”.
La presidenta del centro de estudios cercano al Frente Amplio Nodo XXI, Camila Miranda, suma otro factor: la crisis de legitimidad de los partidos. “Seguirá a la orden del día. Es una realidad compleja que no desaparecerá rápidamente y que signa la marca de nacimiento del proceso constituyente: la revuelta de 2019. La pregunta clave es qué camino ofrece al país cada opción en disputa”, dice.
El escenario político si gana el Rechazo
Si el 4 de septiembre se confirma lo que vienen anticipando las encuestas y el Rechazo logra imponerse, los ganadores y, por lo tanto, quienes más podrían fortalecerse en el espectro político, podrían ser dos. El filósofo y director del Magíster en Comunicación Política de la UAI, Max Colodro, dice que aquello “depende mucho de cuál sea la brecha”.
“Si la brecha es acotada, el sector más favorecido será la centroizquierda que estuvo disponible a dar sus votos para el triunfo del Rechazo, es decir, la DC y un sector del Socialismo Democrático, porque quedará claro que ese sector hizo la diferencia que permitió ganar”, asevera.
“Si es más holgado, en ese caso probablemente habrá sectores de derecha que se van a sentir en condiciones de tratar de acotar las posibilidades de una reforma a la Constitución actualmente vigente, pero creo que a estas alturas es cierto que hay un compromiso tan claro de los partidos de centroderecha que esos sectores será muy difícil que logren prevalecer en el mediano plazo”, suma.
Para la magíster en Ciencia Política e integrante de la Red de Politólogas, Javiera Arce, no es tan claro que ese beneficio le llegue a la centroizquierda. “Chile Vamos será el que se fortalezca. La gente de la centroizquierda que está ahí, en cualquiera de los dos escenarios, es vista como paria, no son naturalmente de la centroderecha y en caso de querer volver a la centroizquierda, creo que dinamitaron los puentes”, asevera.
En esa línea, Miranda comenta que “se podría pensar que saldrían fortalecidas las posiciones conservadoras que en distintos matices han estado por el Rechazo, por ejemplo, Republicanos. Pero dado el panorama de crisis de legitimidad generalizada, estimo que la crisis social y política se acentuaría, dejando poco piso estable para cualquiera de los actores políticos constituidos”.
De esa forma, el Gobierno quedaría en la peor postura, porque distintos académicos y analistas han señalado que lo que ha hecho Boric en estas semanas es ligar indefectiblemente su popularidad al resultado del Plebiscito, y jugársela efectivamente por el Apruebo.
“El Gobierno quedaría absolutamente deslegitimado. Sería una catástrofe para el Presidente y para el país”, dice Arce. “Lo único que puede hacer que puede ayudar a recomponerlo hacia adelante es tratar de ser un actor relevante en la construcción de un acuerdo para reiniciar el proceso constituyente”, suma Colodro.
Eso mismo había planteado el analista y ex diputado Pepe Auth hace un par de semanas: si el Gobierno pierde este Plebiscito, le quedaría la oportunidad de encabezar la repetición del proceso y que esta vez llegue a puerto.
Otros que tampoco sacarían cuentas positivas serían los partidos que evidenciaron una fisura en esta elección. La DC, por ejemplo, que se manifestó a favor del Apruebo pero que ha visibilizado una ruptura con un sector más conservador, que a juicio de los académicos ya sería “irreconciliable”.
“Esos partidos deberían entrar en un proceso de profunda reflexión, ver por qué su electorado los abandonó. Se confirmaría que el liderazgo de quienes han estado por el Rechazo sería más representativo de su electorado que la posición oficial de esos partidos”, comenta Alvarado.
Quiénes remontarían en ese escenario: figuras como los senadores DC Matías Walker y Ximena Rincón, o el ex presidente de esa colectividad, Fuad Chahin, que se manifestaron por el Rechazo a contrapelo de la posición oficial.
“Lo que tendrían que hacer es preguntarse cómo vuelven a conectar con el electorado y creo que eso obligaría a un diagnóstico político muy potente. Creo que dejaría muy bien parados a quienes estuvieron por el Rechazo. Serían muy bien perfilados para liderar los procesos de autocrítica, de cambio, de sus propios partidos”, agrega.
La configuración si triunfa el Apruebo
Si durante la noche del 4 de septiembre el Apruebo logra imponerse a pesar de los pronósticos electorales, algunos analistas plantean que será un triunfo del Presidente y de Apruebo Dignidad, con lo que se fortalecería ese sector.
“El Gobierno se la ha jugado de manera muy clara, nítida, a favor de la opción Apruebo y querría decir que lograron dar vuelta un resultado que se veía más bien en contra. Luego sería un triunfo importante del PC y el FA, los sectores que tuvieron un rol muy relevante en el contenido de esta nueva Constitución”, plantea Max Colodro.
Y lo que está en discusión es cuánto de esa victoria le quedaría también al Socialismo Democrático. De partida, no hay consenso en que un escenario así haga más fácil la confluencia de ambas coaliciones en una sola.
Miranda, por ejemplo, considera que un triunfo del Apruebo fortalecería a las coaliciones al contar con un mandato constitucional en sintonía con el programa de gobierno, pero que “el futuro político de la alianza gubernamental pasará por una deliberación interna de los partidos”.
“Más allá de la discusión de ‘cuantas coaliciones’ nos parece necesario abrir una deliberación ideológica de mayor densidad entre los sectores de la ex Concertación y las fuerzas políticas de izquierda que se formaron durante el período democrático, y que hoy componen el proyecto de gobierno. Hasta ahora, una conversación que aúne un balance sobre las últimas tres décadas y que proyecte las claves de implementación de la Nueva Constitución, no se ha dado. Es un proceso clave para implementar con coherencia y certezas la nueva Carta Magna”, suma Miranda.
En tanto, la politóloga Javiera Arce tiene una mirada distinta. “No veo una posibilidad de que eso suceda. El Gobierno llega muy debilitado a esta instancia, creo que se van a mantener las dos coaliciones y hay que ver cómo van a ingresar rostros de la vieja Concertación al gobierno para darle sostenibilidad en el tiempo”, asegura.
Arce sostiene que en caso de que gane el Apruebo por un mínimo margen, el Gobierno necesitará robustecerse con un equipo político capaz de negociar en el Congreso, donde podrían tener roles relevantes las figuras de Socialismo Democrático.
Colodro, en cambio, cree que si la diferencia es un poco mayor, el sector de la ex Concertación que apoyó el Apruebo quedará disminuido. “El sector que va a quedar más debilitado será sin duda el Socialismo Democrático, los sectores más moderados que han estado abogando por la necesidad de este compromiso sobre reformas al texto y creo que en cualquier escenario, si se impone el Apruebo, no favorecerá la convergencia entre los sectores”, afirma.
Un escenario de triunfo del Apruebo también sería complejo para los políticos que se salieron de la posición oficial de sus partidos o de sus sectores en general para apoyar el Rechazo, como Rincón o Walker. Aquello, dicen los consultados, podría favorecer que los grupos de centroizquierda confluyan en un nuevo polo político.
“Los vínculos internos de cada partido van a quedar trizados. Se va a requerir un proceso de construcción interna, si es que no derechamente la articulación de un referente de centroizquierda que agrupe a los mundos que hayan estado por el Rechazo. Esa área chica dependerá mucho del resultado concreto”, agrega Alvarado.
Fuente: Emol