Su decisión de no repostularse es percibida como una dimisión, “desde el punto de vista emocional”, lo que debilita aún más su figura cuando aún le quedan nueve meses de mandato.
En política se dice que un gobernante sufre el “síndrome del pato cojo” cuando está todavía en el cargo, pero en la práctica ha perdido poder porque ya existe un Presidente electo que pronto lo sucederá en el cargo. Durante este periodo –que suele ser breve– el mandatario en ejercicio tiene poco margen de acción y más bien se limita a administrar y mantener el funcionamiento del Estado hasta entregarle la banda a su sucesor.
En Argentina aún faltan seis meses para que se elija a un nuevo Presidente (el 22 de octubre). Ni siquiera están definidos los candidatos que competirán en esas elecciones (las primarias serán el 13 de agosto). Sin embargo, ya se empieza a instalar la idea de que el actual Presidente, Alberto Fernández, experimenta una prematura pérdida de poder, y que tendrá que encarar la recta final de su mandato con un Gobierno sumamente debilitado.
La razón de este debilitamiento sería su reciente anuncio de que no competirá para ser reelecto Presidente. La decisión –que comunicó el 21 de abril en un video en redes sociales– llega en un momento en que el país está sumido en una crisis por la fuerte alza de la inflación y la inseguridad, entre otros problemas internos, y luego de que un sondeo mostrara su alta desaprobación (del 71%) entre los argentinos.
De esto dan cuenta algunos análisis que se han publicado en los últimos días en medios trasandinos. Una columna de “La Nación” –que se centra en el tema económico– plantea que “la renuncia de Alberto Fernández a la candidatura presidencial (…) fue como una renuncia subliminal desde el punto de vista emocional a la presidencia”. Y que después de esto, el ministro de Economía, Sergio Massa, “quedó como un Presidente simbólico”.
También menciona que esta situación incluso podría perjudicar las aspiraciones presidenciales del propio Massa, quien ahora estaría “más expuesto políticamente a la crisis” económica en ese país. “El deterioro de Massa con esta carrera del dólar, con esta carrera de la inflación, no es el deterioro de un Ministro de Economía clásico, es el deterioro del candidato a Presidente que mejor le resuelve al oficialismo su ecuación”, señala.
Según el análisis, “el último indicador del poder que tiene Alberto Fernández” actualmente es la mantención del presidente del Banco Central, Miguel Pesce. “Porque Fernández sostiene a Pesce, a pesar de que Massa lo quiere sacar”, señala.
“La historia es elocuente”: Lo comparan con Alfonsín
Otra columna del mismo medio –titulada “¿Desde cuándo es débil la presidencia de Fernández?”– postula que esto viene desde mucho antes: específicamente, del 14 de noviembre de 2021, cuando el oficialismo sufrió una dura derrota en la elección legislativa de medio periodo.
“En un país presidencialista y personalista como Argentina, el Presidente quedó irremediablemente debilitado cuando el oficialismo perdió, y por mucho, la elección de 2021”, señala la nota, que repasa cómo el éxito o fracaso en dichas elecciones han determinado la suerte de los mandatarios en el país trasandino.
“La historia es elocuente al respecto. Alfonsín ganó la primera elección intermedia y perdió la segunda; Menem ganó las dos primeras y obtuvo la reelección, empatando la intermedia de su segunda presidencia; y De la Rúa perdió la de medio término y renunció poco después“, apunta.
De acuerdo al análisis, “desde el punto de vista electoral, el caso Fernández se parece al de De la Rúa, pero a diferencia de éste –afortunadamente– busca terminar su mandato. De manera que, desde el punto de vista de continuar en el puesto, se parece al de Alfonsín. Quien también lo intentó, pero por la hiperinflación adelantó la llegada de Menem, del 10 de diciembre al 8 de julio de 1989″.
De hecho, Ricardo Alfonsín, hijo del ex Presidente Raúl Alfonsín y actual embajador de Argentina en España, declaró en una entrevista con EFE publicada este viernes que “a Alberto Fernández le ha pasado lo mismo que a mi padre”.
El hijo del ex mandatario cree que al actual Presidente argentino le ha tocado gobernar una Argentina “muy difícil”, algo similar a lo que le sucedió a su padre cuando se hizo cargo del primer Gobierno democrático después de la dictadura militar.
“(Alberto) Fernández se encontró una Argentina con una deuda imposible de pagar (…) heredó una inflación de 54% del anterior gobierno y ahora estamos en el 100%; es algo que no hemos podido controlar, y cualquiera que sea más o menos serio reconocería que era imposible de manejar en las circunstancias que había que gobernar”, señaló.
En ese sentido, recordó que durante la Presidencia de su padre en Argentina se produjo una hiperinflación, que alcanzó una tasa mensual del 200%, con un aumento exponencial de los precios, una rápida pérdida del valor de la moneda y un gran empobrecimiento de la población.
En medio de esa fuerte crisis económica, Raúl Alfonsín renunció a la Presidencia unos meses antes de terminar su mandato, siendo reemplazado por Carlos Menem, en julio de 1989.
“Ambivalencia” de Cristina Kirchner lo “debilita” aún más
El analista internacional Carlos Malamud, catedrático de Historia de América de la UNED, confirma la idea de un fuerte debilitamiento de Alberto Fernández luego de que se bajara de la carrera presidencial.
En entrevista con EmolTV, comenta que “la situación de (Alberto) Fernández era ya dedicada desde hace bastante tiempo y él insistía mucho en que se iba a presentar a la reelección precisamente para que no le ocurriera lo que está ocurriéndole ahora: que a partir del momento en que anunció su deseo de no continuar, su situación como pacto cojo se ha incrementado“.
A esto se suma la figura de la vicepresidenta, Cristina Kirchner, que, a juicio el experto con la “ambivalencia” que exhibe en su apoyo al gobierno, contribuiría a debilitar aún más al Presidente.
“Esa imagen de una Cristina Kirchner ambivalente (…) que no se sabe exactamente si forma parte del actual gobierno argentino o es la principal fuerza de oposición del actual gobierno, y ése es un elemento que, precisamente, tiende a debilitar muchísimo más al gobierno y que ha generado una especie de círculo vicioso en el cual ella no se compromete con el gobierno, sabotea al gobierno, el gobierno no puede tomar las medidas adecuadas, ese nuevo fracaso gubernamental le hace tomar más distancia del gobierno y el ciclo vuelve a comenzar”, señala.
De hecho, una parte del peronismo pedía a Cristina Kirchner como su candidata a la Presidencia, aunque ella misma se encargó de descartarlo el jueves en un discurso frente a sus adherentes.
Respecto a la posibilidad de que el ministro de Economía, Sergio Massa, tome impulso como una figura fuerte dentro del actual gobierno, considerando que él sí ha manifestado su deseo de competir en las presidenciales, Malamud baja las expectativas.
“Massa, con la atención que debe dar a la economía, a la lucha contra la inflación, que está perdiendo, la lucha por mantener el tipo de cambio con el dólar, yo creo que tiene ya de por sí una tarea difícil y pretender que encima sea el gobernarte del país me parece que es demasiado. Es verdad que Massa tiene serias aspiraciones presidenciales, su máximo deseo probablemente sea ser el Presidente de Argentina, pero en este momento no es ésa su tarea y él mismo sabe que, si sus resultados en la gestión económica son limitados, su capacidad de ser elegido precandidato y luego imponerse en las elecciones es bastante limitada”, afirma.
Fuente: Emol