La primera versión del filme aludió, aunque no directamente, a esta cultura, lo que generó conflictos con la población perteneciente a este pueblo. Debido a esto, en la segunda entrega la compañía decidió incluir a líderes del grupo para hacerlos parte del proyecto y respetar sus tradiciones.
La apropiación cultural ha sido una piedra en el zapato para Disney y algunas figuras del mundo del espectáculo. Definido como “el acto de tomar o usar elementos de una cultura que no es la propia, especialmente cuando no existe comprensión ni respeto hacia la cultura absorbida”, según el diccionario de Cambridge, el mayor problema se encuentra cuando, tras la apropiación, se generan ganancias económicas.
Tras lanzar “Frozen”(2013) Disney recibió críticas de parte de la comunidad indígena escandinava Sámi debido a la canción inicial -basada en el joik, una antigua tradición vocal Sámi que fue prohibida cuando las comunidades indígenas nórdicas fueron cristianizadas- y al personaje Kristoff, quien viste de forma similar a los pastores de renos de esa comunidad, según informa Now Toronto.
A pesar de que la canción fue hecha por un compositor de esa cultura, Frode Fjellheim, la comunidad rechazó lo descontextualizada que quedó la melodía respecto a sus tradiciones y creencias, haciendo una especie de “borrado cultural”.
Es por esto que, para evitar “apropiaciones” el gigante de Hollywood decidió hacer las cosas de forma diferente en “Frozen 2” y contactar directamente a líderes de la comunidad para evitar estereotipos y ofensas.
Con ellos firmaron un contrato que sostiene que los Sámi poseen la propiedad de su cultura y remarca “el deseo del estudio de colaborar con los Sámi en un esfuerzo por garantizar que el contenido de Frozen 2 sea culturalmente sensible, apropiado y respetuoso de los Sámi y su cultura”.
Asimismo, los cineastas Jennifer Lee, Chris Buck y el productor Peter Del Vecho se asesoraron con expertos para explorar la manera de retratar la cultura indígena. Como resultado, la película representa a este grupo de una forma más directa, explicitando la mitología que hay detrás de los personajes de la película.
Esto lo lograron con apoyo de parlamentos Sámi de Noruega, Suecia y Finlandia, y el apoyo de personas pertenecientes a la comunidad que actuaron como consultores culturales con el equipo de animación. Además, Disney se comprometió a producir una versión de la película doblada a un idioma Sámi y a participar de iniciativas que contribuyan a estas comunidades indígenas.
El estreno de “Frozen 2” fue un éxito a nivel mundial, y se convirtió en la película animada con mayor recaudación en la historia, alcanzando los $350 millones de dólares en su primer fin de semana en cines. La directora del Instituto Internacional de Cine Sámi, Anne Lajla Utsi calificó el trabajo conjunto como “una muy, muy buena colaboración”, según informa el medio canadiense CBC.
“Estamos realmente orgullosos de eso y felices con la película tal como está ahora”, añadió. Los Sámi tienen una población en torno a las 80.000 personas, y viven entre Noruega, Suecia, Finlandia y Rusia. Su cultura está muy relacionada a la crianza de renos y antiguamente vivían en zonas llamadas Sapmi, pero actualmente muchos se han trasladado a centros urbanos. No obstante, mantienen sus tradiciones, las que pasan de generación en generación.
Fuente: Emol.com –