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Seguridad deportiva en Chile: copiar, pegar y fracasar


Dr. Camilo Améstica
Sociólogo y  académico U.Central Región de Coquimbo

Marejadas humanas llegaban a cada instante hasta el estadio, y un estrecho cordón se cerraba con fuerza mortal. Allí cayeron los primeros, horrorosamente aplastados contra las rejas. (Tragedia en el Estadio Nacional, Revista Ercilla, abril de 1955).

Volver a la imagen de personas aplastadas contra las rejas de un estadio de fútbol es signo del fracaso definitivo de las políticas estatales en seguridad deportiva. Es retroceder 70 años en el tiempo, y el futuro, no es para nada esperanzador.

El guión lo conocemos de memoria, es el mismo que en 1955. Vendrán las declaraciones altisonantes y la búsqueda de responsabilidades. Se seguirán los sumarios, denuncias y querellas contra quien resulte responsable ¿el problema? El responsable es el Estado de Chile.

Por décadas se han implementado políticas públicas erradas basadas en diagnósticos livianos; leyes y programas han pasado con nulos resultados. Se han copiado modelos sin comprensión del contexto optando por tomar atajos o simplemente mirar para el lado, como si los problemas fueran a desaparecer. Y en materia de seguridad, eso cuesta vidas.

¿Es culpa de Estadio Seguro? Claro que sí, también de los clubes y otros actores involucrados. Pero estos no son sino el rostro actual del fracaso estructural de cuatro décadas.  Lo hemos dicho antes y no nos cansaremos de repetirlo: es urgente actuar, pero debe hacerse desde los datos y la evidencia.

Hoy la autoridad tiene la oportunidad de enmendar el rumbo y hacer de esta tragedia un punto de inflexión histórico. Que las muertes sirvan para convocar a un plan de trabajo transversal, con apertura al diálogo, plazos claros y, sobre todo, con la convicción de que el único modo de abordar los problemas, es mirarlos de frente.

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