Algunos dejan las residencias solo una vez. Otros, lo hace dos o tres veces, y en otros casos las salidas pueden ser más de veinte.
Ya sea escalando escalando muros o saltando desde el techo, los abandonos por parte de niños, niñas y adolescentes (NNA) desde centros de protección del Servicio Nacional de Menores (Sename), ya sean colaboradores o de administración directa, ha sido una situación recurrente.
De acuerdo a cifras enviadas a Emol desde el Sename, entre 2010 y 2019 se registraron 4.360 abandonos desde las residencias de protección dispuestas a lo largo del país.
Para Marcelo Sánchez, gerente general de la Fundación San Carlos de Maipo, la cifra es preocupante, y explica que “son los abusos, vulneraciones y malos tratos los que motivan la fuga”. “Hay una relación directa entre las fugas y las residencias con más denuncias”, acota.
“Lo grave que hay un actuar negligente en evitar la fuga y procurar la búsqueda. Son miles de órdenes que las policías no dan abasto y procesan fuera de tiempo, incluso cuando la cautelar ya no tiene sentido alguno”, sostiene el ingeniero.
Y recalca: “No es posible que no se les asigne prioridad en la búsqueda si son los que se encuentran más expuestos a peligros”.
Por su parte, la defensora de la Niñez, Patricia Muñoz, detalla que entre las funciones de dicha institución está realizar visitas a los centros a fin de poder conocer la situación de los menores y requerir, de ser necesario, la inmediata intervención del Sename o de la Subsecretaría de la Niñez.
“Lamentablemente, muchas de las recomendaciones realizadas no son atendidas por dichos organismos, muchos de los cuáles ni siquiera dan respuesta a los requerimientos, lo que constituye no sólo una evidente omisión para con nuestra institución sino que, en lo que resulta realmente grave, una manifiesta desatención del deber de asegurar la atención y protección debida”, sostiene.
Muñoz concluyó así que los NNA “siguen expuestos a la concepción de un Estado incapaz de responder eficiente y oportunamente a la garantización de sus derechos y que sigue actuando desde una mirada paternalista y asistencialista, sin comprenderlos como sujetos de derecho y no como meros objetos de techo y comida en dichos recintos”.
Una fuerte caída
Las definidas al interior de la entidad como “salidas no autorizadas y sin regreso a pernoctar de los niños, niñas o adolescentes”, marcaron una pronunciada baja en la última década. La mayor cifra fue en 2010, cuando los casos constatados fueron 889, alcanzando un promedio de 74 salidas al mes. O más detallado aún: dos abandonos al día.
El dato cayó a lo largo de los años, alcanzando su mínimo el año pasado, cuando se constataron 54 abandonos
A través de un comunicado, el Sename explicó la situación con un cambio en la metodología empleada para el catastro. Así, detallaron que mientras en los primeros años de la década se registraba como abandono cualquier salida, pudiendo ser cinco en una semana en el caso de un solo joven, para 2019 se aplicaron ciertos requisitos en todas las residencias de país.
“Anteriormente no había un criterio único de las residencias para informar los egresos por abandono. Ahora deben cumplirse ciertos procedimientos mínimos y se hacen todos los esfuerzos de búsqueda de los niños, niñas y adolescentes”, indica el documento.
Esto último, precisaron, “con el fin de realizar todas las acciones que sean necesarias antes estas situaciones que implican potencialmente un riesgo para ellos”.
Los protocolos en cuestión establecen, como mínimo, el presentar una denunciar por presunta desgracia en cuanto se toma conocimiento del hecho de la ausencia, como también informar al tribunal de Familia correspondiente a más tardar el día hábil siguiente, para que se active orden de búsqueda.
También se incluye informar familiares o a adultos significativos, comunicarse con amigos y el colegio. Si se ubica al niño o este regresa por su propia voluntad, se informará al tribunal. Si pasan 60 días sin que se logre ubicar al menor para que reingrese a la residencia, se solicita declarar el egreso al tribunal.
Sánchez, por su parte, es más crítico y amplía las variables. Dice que la disminución “tiene directa relación con el menor número de niños en residencia durante la última década y eventualmente un importante subregistro de niños que no han sido reportados como desaparecidos de la residencias o cread a partir del mismo día de su fuga”.
“Los niños se fugan por malos tratos y graves abusos y son los más vulnerables a los riesgos de la calle. Asimismo, incluso se ha verificado situaciones de fuga desde residencias de alta especialidad recién puestas en marchas”, zanjó.
Peligros e intervención
Los tiempos fuera de la residencia varían. Si bien hay algunos que salen por un par de horas, otros simplemente no vuelven. Ya en el exterior, sostiene Sánchez, los NNA se pueden ver expuestos a ser víctima de delitos como abusos sexuales.
“Se estima en más de 4 mil niños a nivel nacional víctimas de explotación sexual comercial infantil, también al reclutamiento delictivo y consumo y tráfico de drogas, a la desescolarización, la violencia y la muerte. La mayoría de los que han sido encontrados, han sufrido lesiones y un porcentaje relevante abuso sexual”, lamentó.
A su vez, los abandonos, añade, perjudican el programa de protección que estos deberían seguir, pero también critica que estos, en sí mismos, muestran no dar respuestas a las necesidades particulares de cada caso.
“Muchos requieren atención especializada en salud mental que no reciben, otros no cuentan con espacios protectores como la escuela. El Estado en su conjunto les falla antes que el abandono, y en sí mismo la fuga y no búsqueda es la manifestación más clara”, concluye.
Muñoz, en tanto, profundiza en otra situación: muchos de los que abandonan las residencias “en razón del maltrato o descuido que sufren en su interior” terminan en situación de calle. Dice que la Defensoría ha recomendado, “con mucha claridad y contundencia”, que la Subsecretaría de la Niñez y el Ministerio de Desarrollo Social “aborden e implementen, con urgencia, acciones que tiendan a brindar efectiva atención y protección”.
Explica que aquello no se satisface con recorridos de búsqueda “si aquello no tiene como consecuencia la debida satisfacción de sus derechos en los distintos ámbitos del desarrollo vital”.
“Realizado el conteo por parte de dicho ministerio, que estableció que existían 547 NNA en situación de calle, dicha institución nunca respondió, ni a la Defensoría de la Niñez ni a la Cámara de Diputados, qué acciones de protección efectiva se habían realizado”, cierra.
Fuente: emol