Medios internacionales dieron a conocer días atrás la historia de Cyril Aggett, un hombre inglés de 86 años que quedó viudo hace un año y halló una gran forma de combatir la soledad y sentirse acompañado: almuerza todos los días en el casino de un colegio para conversar con los jóvenes.
Según detalló el diario español La Vanguardia, hace 15 años Cyril y su esposa Shirley comenzaron a almorzar todos los días en el lugar antes mencionado, el cual estaba justo frente a su casa en la ciudad de Playmouth, sur de Inglaterra.
El recinto se llamada Coombe Dean y resultaba especialmente conveniente para ambos: los precios eran accesibles, la comida era buena, evitaban cocinar e incluso conversaban con los estudiantes.
No obstante, Shirley murió a mediados de este 2019 y su esposo cayó en una profunda depresión. Tan mal estaba de ánimo que no salió de su casa por un lapso de dos meses, en los cuales con suerte se levantaba de su cama y veía televisión.
En un artículo, él mismo reconoció que no tenía muchas ganas de salir a la calle, ya que muchas zonas de la ciudad le hacían recordar a su fallecida esposa, quien padecía de cáncer.
No obstante, una llamada de parte de las autoridades del propio colegio hicieron que el hombre de 86 años cambiara de opinión. En concreto, le ofrecieron que volviera a almorzar en el casino de forma gratuita y compartiera con los alumnos.
Ya en octubre el hombre decidió retornar a su antigua rutina. Almuerza cuatro días a la semana en el lugar (los viernes está cerrado) y aprovecha de hablar con los estudiantes que llegan allí después de clases.
En una entrevista reciente, el propio Cyril Aggett indicó que esto le ha ayudado a tener más energía y “recuperar el amor hacia la vida”.
“Hace un par de meses, que en realidad no me levantaba hasta las 2 de la tarde, aunque hubiese un día estupendo. Creo que fue Shirley la que me dijo ‘ponte los calzoncillos y sal a la calle’. Volver aquí me sacó de mi cueva otra vez”, indicó al programa inglés This Morning.
Junto con eso, el hombre sostuvo que le basta con una hora de conversación y buena energía para estar animado durante el resto del día, el cual pasa en solitario dentro de su casa.
La preocupación por ahora son las vacaciones que tomará el establecimiento por Navidad y Año Nuevo, aunque a Cyril ya le entregaron provisiones para esas dos semanas. Sólo tendrá que calentarla en el horno.
“No creo que deban irse de vacaciones”, indicó el hombre en medio de risas.
No obstante, esos días no tendrá mucha comunicación con el mundo exterior, por lo que desde ya esperan que algunos alumnos puedan visitarlo en su domicilio particular.